Tipo de texto: Retraducción de novela
Clasificación: +18
Título: Yokozawa Takafumi no baai Volumen 4
Serie: Sekai-ichi Hatsukoi
Autor: Fujisaki Miyako
Ilustraciones: Nakamura Shungiku
Fuente: September Scanlations
Retraducción: DrL
Capítulo 6
Estirándose hacia atrás para
correr el cerrojo, Yokozawa Takafumi se sacó los mocasines usando sus talones.
"Ya llegué" dijo al departamento vacío mientras tanteaba en busca de
la llave de la luz, una imagen a la cual se había acostumbrado últimamente.
Aunque previamente había encontrado que esta era una situación bastante
solitaria, en esos días tenía un portaretratos que le regalara Hiyori para
hacerle compañía. Se trataba de un collage de fotografías que ella misma había
sacado durante su viaje de verano junto a algunas tomas de Sorata también.
Solo una mirada al retrato
decorado llamativamente con brillantes de fantasía y adorables stickers llenaba
de afecto a Yokozawa y aunque era ciertamente un tanto embarazoso tener
fotografías, inclusive de él mismo, en su casa, aun así esto hacía que todo el
lugar se sintiera un poquitín más alegre.
Sin embargo, resultaba
extraño como Sorata parecía adoptar una expresión tan digna cuando posaba para
Hiyori; siempre lució tan displicente con Yokozawa. Sonriendo para sí mismo
mientras rememoraba, aflojó su corbata y recorrió su bolso con su mano libre
con la intención de encargarse de los preparativos para el siguiente día antes
de instalarse para tomar un baño. No obstante, al echar un vistazo en su bolso
se quedó paralizado, perplejo.
—Me... lo olvidé.
Tenía intención de sacar su
teléfono celular para dejar que la batería se cargara durante la noche, solo
para darse con el hecho de que éste no estaba en el lugar donde usualmente lo
guardaba. Había regresado a su departamento luego de cenar en la casa de los
Kirishima, así que debió dejarlo allí. Aunque probablemente nunca le hubiera
prestado atención a su ausencia si no hubiera notado su falta en primer lugar,
en el preciso momento en que se dio cuenta de que lo había dejado en algún
lugar, sintió que lo embargaba una extraña sensación de ansiedad.
Si lo hubiera notado antes,
podría haber regresado a buscarlo de camino a casa, pero en ese momento
simplemente ya no había tiempo de hacerlo. Seguro, casi nunca recibía llamadas
o mensaje de texto alguno en medio de la noche en día de semana y cualquier
llamada de emergencia de su familia se haría a su teléfono fijo, así que
ciertamente podía pasar una noche sin su teléfono celular sin
que el mundo se viniera abajo. Así pues, aunque esto probablemente volvería
para acosarlo de una u otra forma, hacer que Kirishima le llevara el teléfono a
la mañana siguiente en la oficina era obviamente el camino más lógico a seguir.
Tomando su agenda en mano,
hojeó la misma para encontrar el número de teléfono de la casa de Kirishima y
llamó usando su teléfono fijo recordándose a sí mismo que probablemente sería
una buena idea mantener el número de su teléfono celular y su dirección de
correo electrónico anotado en algún lugar para circunstancias inesperadas como
estas a futuro.
—¡Sí, familia Kirishima!
—Ah. ¿Hiyo? Soy yo, Yokozawa
—Hiyori había sido la primera en contestar el teléfono. Casi olvidando
anunciarse, tan acostumbrado como estaba a llamar usando el teléfono celular,
frenéticamente le aseguró quien era.
—¿Oniichan? ¿Qué sucede?
¡Nunca llamas al teléfono de casa! —no podía culparla por estar
confundida; hacía solo un momento le había dicho adiós y se había marchado.
—Lo siento, creo que dejé mi
teléfono celular en tu casa. No lo ves por ahí, ¿no?
—Humm, no está en la
mesa... ¡Iré a buscarlo! ¡Mientras tanto, aquí está mi papá! ¡Oye, papá,
Oniichan está al teléfono!
—¿Al teléfono de casa?
—Sí, dice que se olvidó
su teléfono celular. ¡Aquí tienes!
Kirishima tomó el teléfono
de manos de su hija luego de dar vueltas un rato: —¿Así que olvidaste tu
teléfono celular? Esa es una metedura de pata bastante patética para ti.
—Sí, sí, guárdate tus
comentarios. Pensé que lo tenía en mi bolso —hizo una pausa para repasar la
cadena de eventos mentalmente. Había puesto el dispositivo en su bolso, pero
luego escuchó el sonido que anunciaba un nuevo mensaje y lo sacó
nuevamente.
—Bueno, no lo veo. ¿Dónde
lo dejaste?
—Estoy bastante seguro de
que debe estar en el sofá. No está bajo los almohadones o algo así, ¿no? —al
menos recordaba que había revisado sus mensajes en la sala de estar de los
Kirishima. Cuando escribió la respuesta al mensaje, Kirishima había rezongado
diciéndole que no trabajara durante las horas de descanso, añadiendo en un
molesto tono de sermón: "Es debido a que vas y respondes que te envían
porquerías como esa a todas horas de la noche". Y aunque Yokozawa admitía
que tenía razón, su mente estaba llena de pensamientos sobre el trabajo todo el
día, todos los días de la semana. Comprendía que probablemente sería más eficiente
tener un botón de apagado como Kirishima, pero si realmente fuera tan fácil
"apagarse" así como así, lo hubiera hecho mucho tiempo atrás.
Su intercambio de ese
momento había forzado a que sus pensamientos sobre el teléfono celular
abandonaran su mente y probablemente lo había dejado por allí y se había
olvidado completamente de él.
—No está bajo los
almohadones... y tampoco está en las ranuras. Hiyo, ¿puedes llamar al teléfono
de Yokozawa por mí?
—¿Solo quieres que marque
su número? —un momento luego de que ella preguntara esto, Yokozawa
alcanzó a oír el sonido de su propio ringtone haciendo eco en el tubo del
teléfono. Como lo había sospechado, éste se encontraba en algún lugar del
departamento de Kirishima.
—Hiyo, ¿puedes decir de
dónde viene?
—Viene del sofá... Puedo
oírlo por aquí. ¿Y tú, papá?
—¡Ah, lo encontré! ¿Por
qué rayos estaba Sorata sobre el teléfono...? —Yokozawa podía oír a
Kirishima ofreciendo una disculpa mezclada con risas por el teléfono,
probablemente para aplacar a Sorata quien acababa de ser interrumpido en su
siesta.
—Gracias.
—Lo llevaré al piso de
ventas a primera hora de la mañana. Después de todo, probablemente tú llegues
antes que yo, ¿cierto?
—Solo llámame cuando llegues
allí y yo mismo iré a buscarlo —ya era bastante malo que tuviera que pedirle al
sujeto que le llevara algo que había olvidado; hacer que le llevara el objeto
en persona, era sencillamente demasiado.
—¿Por qué perder el
tiempo llamando a tu extensión? Será más rápido para mí que simplemente vaya
hasta allí cuando llegue.
—No es como si hubiera una
gran diferencia en esfuerzo con cualquiera de las dos formas.
—¿Oh? ¿O qué? Tal vez tú
no quieres que muestre mi cara en tu piso... ¿Es eso?
—Eso no es lo que... —sin
embargo, por mucho que intentara negarlo verbalmente... el sujeto estaba un
tanto en lo correcto. Casi todos en la compañía sabían para este punto que
Yokozawa y Kirishima eran cercanos, pero ellos todavía tenían los detalles de
su relación bien escondidos y Yokozawa no tenía intención alguna de hacer de
esto algo de público conocimiento en ningún momento en el futuro cercano.
Además, también estaba el hecho de que Yokozawa tenía algunos compañeros de
trabajo que parecían estar en ascuas y descuidados a primera vista pero que en
ocasiones podían ser sorprendentemente astutos. No podía negar que prefería que
no los vieran interactuando—. Solo, ¿te molestaría revisar al menos y ver si
tengo algún mensaje nuevo?
—Tut, tut, alguien está
siendo descuidado pidiendo a otra persona ese tipo de cosas. Nunca se sabe si
puede que abra algún mensaje cualquiera que atraiga mi atención.
—No es como si tuviera algún
mensaje que me importe un comino que veas.
La mayoría de las
configuraciones de su teléfono celular todavía se encontraban en su estado de
fábrica, casi nunca usaba la cámara fotográfica y no tenía ringtones especiales
y tampoco tenía alguna configuración por estilo. Todo lo que le importaba era
poder hacer llamadas y enviar mensajes. Incluso todas las imágenes en la
carpeta de fotografías eran las que le había enviado Hiyori.
—... Uh, qué
salvapantallas más aburrido. ¿Quieres que te lo cambie por una foto de mi bella
persona? —prácticamente podía oír la mirada lasciva en la
voz de Kirishima y comprendiendo cabalmente que el sujeto solo estaba
sugiriendo eso para molestarlo, optó por no ceder tan fácilmente esa
noche.
—Haz lo que quieras. Yo
simplemente lo cambiaré de nuevo más tarde.
—¿Sabes? Últimamente, has
sido mucho menos adorablemente encantador de lo usual.
—Eso está bien para mí —en su
opinión, tratar de encontrar algo remotamente "lindo" o
"adorable" en él era demente en primer lugar y Kirishima era
probablemente la única persona en el mundo lo suficientemente benévola para
considerarlo como tal. Realmente le quitaría un peso de encima a Yokozawa si el
sujeto se diera cuenta de una vez por todas de cuan "peculiares" era
sus gustos.
—Ayy, no seas así. Aunque
debo admitir que tu naturaleza contradictoria es en sí misma encantadora a su
manera.
—¡No estoy siendo contradictorio,
te estoy diciendo exactamente lo que siento! —Yokozawa contuvo
el deseo de agarrarse la cabeza ante la inesperada respuesta de Kirishima. En
momentos como este se preguntaba en que se había equivocado en la vida para
llegar a donde se encontraba; pero entonces, siempre sucedía algo que lo
impresionaba profundamente y se le recordaría que siempre hay ventajas y
desventajas al enamorarse así de alguien.
—Vamos, no te enojes.
Solo estaba molestándote un poco.
—Tú... —el rostro de
Yokozawa se estremeció ante la desvergonzada excusa suplicando que preguntara
"¿Y cómo es que eso es 'un poco'?".
Tal vez sintiendo que estaba
en peligro de tentar muy en serio la ira de Yokozawa, Kirishima cambió de tema
a propósito: —Oh, cierto. Se suponía que revisara tu teléfono... No veo
ninguna llamada o mensaje nuevo. Además, no me puedo imaginar que alguien te
enviara un mensaje a esta hora.
—A veces me llegan pedidos
de confirmación de emergencia.
—Encárgate de esas
porquerías al día siguiente, entonces. Conseguiste perder tu teléfono por una
noche; tómate un descanso del trabajo, ¿sí?
—¡No es como si pudiera
evitarlo! ¡Es solo... que así soy! —su personalidad era menos
"sensible" y más bien directamente del tipo "nervioso" y
como estaban las cosas prefería estar en posición de usar su tiempo personal
para hacerse caso de las cosas tan pronto como se volvieran un problema en
lugar de quedarse diciendo luego "Si solo hubiera hecho esto...".
Resultaba mejor así de modo de mantener la cordura.
—Bien, solo... trata de
controlar un poco tu adicción al trabajo, ¿de acuerdo? Te llevarás a una muerte
prematura si continúas exigiéndote así todo el tiempo.
Ser el objeto de las burlas
de Kirishima todo el tiempo hacía que estos raros momentos en los que expresaba
genuina preocupación fueran mucho más incómodos. Yokozawa cubrió su vergüenza
poniendo un cortante final al tema de conversación: —No seas melodramático.
Solo... ¿me alcanzas el teléfono mañana?
—Sí, sí, de acuerdo.
—Entonces... Buenas noches.
—Buenas noches. Nos vemos
mañana.
Resultaba un tanto extraño,
y para colmo un poco incómodo, intercambiar nimiedades tan inocentes por
teléfono y, con una pizca de lamento, Yokozawa suavemente devolvió el tubo del
teléfono a su lugar.
—¿Yokozawa está aquí?
Era alrededor de las nueve
de la mañana cuando Kirishima apareció en el piso del departamento de
ventas.
—¿Qué sucede, Kirishima-san?
¿Hay... algún problema? —el horario de oficina en el piso de ventas era
fijo, así pues, la mayoría de los miembros del personal ya se encontraba en sus
escritorios. Sin embargo, casi ninguno de los que trabajaban con horario
flexible había llegado a la oficina aún. Kirishima era siempre uno de los
primeros en llegar a la oficina, ansioso de poner en marcha algo de trabajo,
pero hoy había llegado particularmente temprano, dejando a Henmi en un estado
de pánico asumiendo que algo había ocurrido otra vez.
—Estoy aquí por una entrega,
como lo ordenara Yokozawa.
Ante la elección de palabras
de Kirishima, los ojos de Henmi se abrieron de par en par: —¡¿Él se lo ordenó?!
—... Kirishima-san, ¿le
importaría no usar giros escandalosos en sus frases tales que pudieran
ser mal interpretados por sus interlocutores, por favor...? Yo
no le ordené, se lo pedí de favor — Yokozawa tuvo
que contener el impulso de liberar su furia verbalmente, eligiendo adornar sus
palabras con una aire de cortesía en su lugar. Si fuera a actuar de acuerdo a
esos impulsos, sencillamente terminaría luciendo mucho más infantil en
comparación con Kirishima a ojos de aquellos a su alrededor. Sabía que adoptaba
una actitud un tanto arrogante y orgullosa cuando interactuaba con Kirishima en
privado, pero una buena parte del razonamiento involucrado en ello podía
atribuírsele a la incesante provocación de Kirishima.
—Eh, ¿cuál es la diferencia?
Toma, tu teléfono celular. Trata de no olvidarlo otra vez, ¿sí?
—G-gracias... —la forma en
que Kirishima le pasara el teléfono, con tanta indiferencia, sacó a Yokozawa
del juego. Se había preparado a conciencia para una buena sarta de burlas, pero
Kirishima pareció retirarse de la contienda con bastante facilidad en esa
ocasión.
—Bien, te veo luego. Te
llamaré por la feria más tarde —y con un saludo, Kirishima partió.
—¡Fiu, eso me dio un susto!
¡Aquí estaba, temblando en mis zapatos, preocupado de que hubiéramos metido la
pata otra vez! —Henmi soltó un suspiro de alivio, habiendo estado aparentemente
nervioso de que hubiera cometido algún error monumental sin darse cuenta.
—¿Tratas de decirme que
metes la pata con tanta frecuencia?
—¡Por supuesto que no! Pero
no puedo asegurar en un 100% que no haya cometido un error en algún punto sin
darme cuenta... Como antes, ¿sabe? —ante esto, Yokozawa recordó como todo el
personal de ventas había terminado teniendo que arreglar las cosas luego de que
un antiguo miembro -ahora transferido a una compañía afiliada- hubiera echado a
perder un proyecto a más no poder. Aunque parte de la culpa recayó en ellos por
no enterarse antes de sus malos manejos, estuvieron totalmente sobrecogidos en
ese momento. Sin embargo, a estas alturas, habían conseguido arreglar todo y
regresar a su operativa habitual; no obstante, en su momento, todos y cada uno
de los miembros del departamento de ventas habían vagado sumidos en un lánguido
estupor.
—Ten confianza en tu
trabajo. Yo te cubro; no permitiré que nada como eso ocurra otra vez —esto era,
de alguna manera, una forma de autosugerencia. El mismo Yokozawa era solo un
ser humano después de todo y tampoco podía asegurar en un 100% que nunca se
equivocaría. Pero sin importar esto, todos ellos necesitaban tener un poco más
de confianza en su trabajo. La mayoría de los desastres inesperados ocurrían
como resultado de negligencias y aunque él tenía dificultades para separar
completamente su vida privada de aquella en su lugar de trabajo, mantener un
nivel de vigilancia constante solo ayudaría a disminuir la incidencia de
errores tan descuidados.
—Eso me recuerda,
Yokozawa-san... ¿Dónde olvidó su teléfono celular? Realmente no es propio de
usted olvidar las cosas así nomás.
—¿Qué importa dónde lo
olvidé? —era de esperarse que el sujeto se lanzara de lleno a
algún asunto molesto una vez más, rezongó para sí mismo. Al desviar
su mirada, Henmi demostró su agudo sentido de intuición.
—¡Ah! Espere, ¿¿fue a la
casa de Kirishima-san otra vez?? ¡Hombre, qué envidia! ¡Desearía que me
invitara también en alguna ocasión! —Henmi parecía sentir alguna clase de
admiración por Kirishima, comentando de vez en cuando cómo quisiera ser como
Kirishima cuando creciera. Aunque Yokozawa quería contrariar esto con
recordatorios de que él ya "había crecido", no se
atrevía a hacer añicos los sueños de Henmi sin motivo alguno, permitiendo en
cambio que hablara tanto como quisiera.
Después de todo, la única
razón por la cual Henmi admiraba a KIrishima se debía a que no conocía la verdadera naturaleza
del sujeto. Desde que ambos se hubieran vuelto cercanos, Yokozawa se había
encontrado a sí mismo sorprendido en un buen número de ocasiones. Kirishima tenía
un lado sorprendentemente infantil junto a una personalidad irritante que le
permitía encontrar verdadera satisfacción al molestar a Yokozawa.
—¿Entonces por qué no se lo
dices tú mismo?
—¡Nunca podría ser tan
desvergonzado! ¡Todavía me pongo nervioso de solopararme en frente
del hombre! —tenía razón; siempre y cuando Kirishima mantuviera la boca
cerrada, exudaba ese extraño aire de intimidación. Tal vez fuera por ello que
él hacía un esfuerzo consciente de ser tan informal como le fuera posible en el
trabajo.
—Mal por ti, entonces.
—¡¿EH?! Pe-pero se supone
que usted diga cosas como "Bien, entonces déjamelo a mí" en momentos
como este, ¡¿no?!
—Ni con un demonio. Ahora
deja de parlotear y vuelve a trabajar —los hombros de Henmi cayeron en
desaliento ante el contundente rechazo de Yokozawa dirigiéndose de regreso a su
escritorio.
Yokozawa se sintió embargado
por una renovada sensación de urgencia de prevenir que Kirishima se asomara en
el departamento de ventas a menos que fuera absolutamente necesario. Lidiar con
los coletazos de cualquiera de sus apariciones resultaba demasiado molesto.
Regresó su atención a la
propuesta en la que estuviera trabajando, con la intención de preparar alguna
clase de trampolín que abriera las discusiones antes de la reunión de más
tarde. Escribiendo en su computadora de un modo bastante práctico, su mente,
sin embargo, regresó a la actitud que demostrara Kirishima con anterioridad. Se
había mostrado mucho más dócil de lo habitual en él, aun para hallarse en
público.
Esperen, ¿qué tal si le hizo
algo al teléfono celular de Yokozawa? Recordando su conversación de la noche
anterior y cómo Kirishima había estado rezongando por el estado del
salvapantallas de su celular, deslizó su mano en el bolsillo, sacando
nuevamente el dispositivo.
Si había dispuesto alguna
imagen escandalosa como su imagen principal, sería muymalo si
alguien más lo veía, así pues, solo por si acaso, abrió el teléfono bajo su
escritorio echándole un rápido vistazo. Pero su preocupación había sido en
balde ya que su pantalla estaba igual que siempre lo estuvo.
—... Supongo que solo estoy
pensando demasiado las cosas.
No era como si el sujeto
fuese de aquellos que andaba molestando todo el tiempo. Él era
el extraño aquí, actuando como si las bromas de Kirishima fuesen cosa de todos
los días.
Recobrándose, regresó su
atención a la pantalla de la computadora y se puso a trabajar nuevamente.
Continuará...
Clasificación: +18
Título: Yokozawa Takafumi no baai Volumen 4
Serie: Sekai-ichi Hatsukoi
Autor: Fujisaki Miyako
Ilustraciones: Nakamura Shungiku
Fuente: September Scanlations
Retraducción: DrL
Lo leo cortado creo que por la forma del blog D:
ResponderEliminar¿Que puedo hacer para leerlo bien? ;3;
¡Arreglado!
Eliminarhace algún tiempo pensé que la novela solo llegaba hasta el volumen 3; estoy muy contenta de que no haya sido así ^^ muchas gracias por su trabajo
EliminarHola oye por que no hay volumen 3 y una cosa apartir del 4 ya no hay para decargar
EliminarHola~
Eliminar¿Cómo que no hay volumen 3? ¿Revisaste la lista de capítulos? porque yo si lo veo =/ simplemente dale clic a la etiqueta =) (al costado izquierdo)
Y no hay para descargar porque aun no subo la versión en pdf, eso porque no he tenido tiempo, pero de que lo haré, lo haré.
¡Saludos!
5.59 am
ResponderEliminarAún no puedo dejar de leer
Que bueno que lo retomé ;u;
Muchas gracias por traducirlo, debe ser algo muy arduo <3
Hey, no puedo ver las ilustraciones/imágenes ¿Qué pasa? ;-;
ResponderEliminarNo se porque no se ven las fotos... De hecho busco en otras páginas para ver como es la imagen correspondiente... Deberían arreglar eso porfisss sería un alivio.. Son las 01:00 y sigo leyendo como si no hubiera fin xdd amo esta pareja adulta
ResponderEliminargracias por el capitulo :)
ResponderEliminarQuiero ver las imagenes TwT solucionen eso por favor, gracias por subir el capitulo <3
ResponderEliminarHola! Quisiera poder ver la imágenes! :( Espero puedan ver esto!!
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