Clasificación: +18
Título: Yokozawa Takafumi no baai Volumen 5
Serie: Sekai-ichi Hatsukoi
Autor: Fujisaki Miyako
Ilustraciones: Nakamura Shungiku
Fuente: September Scanlations
Retraducción: Haruna
Capítulo 9
El café-bar del
hotel donde había quedado estaba envuelto en un ambiente relajante, y dado que
los sofás que estaban al lado de la pared acristalada estaban ocupados,
Yokozawa Takafumi optó por sentarse al lado opuesto.
Tras echar un
vistazo a su reloj, se dio cuenta de que todavía tenía media hora antes de la
hora acordada. Sus planes del día habían incluido tanto hacer unas horas extras,
como recoger a Kirishima y a Hiyori, quienes en ese momento se encontraban en
la boda de un familiar. A cambio de haber tomado prestado el coche de Kirishima
para ir a la oficina, tenía el encargo de ir a buscar a los Kirihima al hotel
donde se había celebrado la boda.
-¿Puedo ofrecerle
algo?
-Un café por
favor.
-En seguida,
señor.
Tras haber hecho
su pedido, sacó su agenda. La razón por la que había tenido que ir a la oficina
en un día libre, era porque las preparaciones para el próximo evento ferial de
invierno estaban a punto de cerrarse.
Justo ahora él
formaba parte del Departamento de Ventas de Marukawa Shoten, y debido a que se
había esforzado hasta el agotamiento en ascender desde el primer momento en
que había entrado a la compañía, se había ganado el apodo de “El Oso Salvaje”
en la oficina.
Él había marchado
al ritmo de su propio tambor, había adoptado su propio método de trabajo, y en
los últimos años, había empezado proyectos en los que había tenido que asumir
personalmente la responsabilidad. Quizá era por ello que le habían escogido
como coordinador de las diferentes divisiones de la compañía en este evento
ferial de invierno.
Gracias a ese
ascenso, había pasado esos últimos días tan ocupado que sentía que su cabeza
podría explotar. Aunque la feria de invierno no era realmente un nuevo evento
(ya que se hacía anualmente), la versión de este año sería algo diferente de
las demás.
Normalmente, cada
división tenía el encargo de organizar su propia parte del evento por su
cuenta, pero los de arriba habían decidido que esas barreras debían ser destruidas.
Así que ese año, Marukawa Shoten estaba dándolo todo en ese gran festival. A
pesar del hecho de que cada uno de los géneros envolvía distintos medios de
comunicación y contenido, todos estaban uniéndose para aparecer en el mismo
evento.
El plan básico,
como punto de partida para el proyecto, era introducir a los lectores a nuevos
géneros que quizá no habían leído antes. Yokozawa estaba de acuerdo en que era
una buena idea, y podía entender la meta final. Si conseguían sacar aquello
adelante, todo el mundo podría darse cuenta de que aquello sería un magnífico y
emocionante “festival”.
Pero el hecho de
querer hacer algo como aquello requeriría algo más de esfuerzo del normal. No
era realmente fácil hacer cooperar a tantos autores, así que su primera tarea
consistía en hablar con las diferentes subdivisiones de ventas y después
convencer a los editores que manejaban esos departamentos para que echaran una
mano. Llegado el momento, el negociar con la gente involucrada sería más difícil que la parte del trabajo real.
Marukawa Shoten
estaba plagado de editores que tenían más bien… unas personalidades
extravagantes, por lo que estaba seguro de que si hacía propuestas mediocres
sería totalmente rechazado. Solo el hecho de pensar en esa posibilidad le
dejaba un gran peso en el estómago.
Pero gracias a
Kirishima, ya se las había arreglado para asegurar la cooperación del
departamento de manga shounen, con Japun
al frente de todo. Habían aceptado preparar ilustraciones originales como
premios especiales para el festival así como también libros firmados. Si las
cosas seguían yendo así de bien, serían capaces de conseguir una sesión de
autógrafos con alguno de los autores también. Yokozawa era incapaz de expresar lo
agradecido que estaba con los esfuerzos de Kirishima por todo aquello.
Aunque, para ser
justos, no había forzado a Kirishima a aceptar ningún plan mediocre. Había
revisado la propuesta una y otra vez, recibiendo consejo y críticas, hasta
perfeccionarlo completamente. Para poder aumentar las ventas, era lógico el
incrementar el número de lectores, y era parte del trabajo del Departamento de
Ventas el hacer su mayor esfuerzo para conseguir que tanta gente como pudieran
tomara un libro.
Un informe de
ventas podía parecer nada más que un montón de números a simple vista, pero
cuando uno recordaba que aquellos números representaban gente, realmente conseguía conmoverte. Cuanto más duro el trabajo,
mayor era la sensación de gratificación cuando todo acababa. Incluso aun cuando
el Departamento de Ventas nunca recibía ningún tipo de contacto de los lectores
sobre cuanto les había gustado algún trabajo en particular, el simple hecho de
echar una mirada por alguna tienda de libros, o escuchar el informe de algún
empleado, le hacía sentirse realmente feliz, reafirmando el sentimiento de que
su trabajo había valido la pena al
final.
Justo siguiendo
los pasos de la división de manga shounen, estaba la revista shoujo manga de Emerald, quienes habían aceptado la
mayoría de sus peticiones dos días antes. Las discusiones con las divisiones
BL, novela ligera, y anime también estaban bien encaminadas. Yokozawa no veía
que pudiera surgir ningún problema, y estaba esperando que colaboraran tal y
como se les había pedido.
El único
departamento que le estaba causando problemas era el de literatura. Estaba esforzándose
por conseguir su ayuda a través de discusiones con los encargados de ventas,
pero todavía no había logrado obtener una respuesta positiva en el asunto. Dado
que la división de literatura nunca había trabajado con los departamentos de
manga o novela anteriormente, no se veían realmente emocionados con la idea de
formar parte del festival.
Sin la posibilidad
de usar algún precedente como forma de imaginar lo que podría pasar, Yokozawa
podía entender su indecisión, que era precisamente por lo que estaba pensando
en cómo hacer que aceptaran colaborar.
-Aquí tiene,
señor.
Fue sacado de sus
ensoñaciones por una taza de café justo delante de él, la cual desprendía un
encantador aroma a recién hecho. Además traía incluida una galleta en forma de
trébol. Añadió una gran cantidad de leche de la jarra como consideración a su
pobre estómago. Había estado bajo algo menos de estrés comparado con antes, lo
que le había ayudado a parar la tendencia que tenía a que le doliera el
estómago. Pero podía sentir cómo en cualquier momento volvería a llegar un
nuevo dolor.
Probablemente solo
había dejado de estresarse tanto. Cuando sentía que le llegaba un dolor de
cabeza, Kirishima normalmente estaba ahí para hablar las cosas y para ayudarlo
a encontrar una solución a su problema. Y si sentía que empezaba a irritarse o
a frustrarse, el mero hecho ver a Hiyori jugando con Sorata le dejaba
totalmente relajado.
Esos pensamientos
le hacían preguntarse si Hiyori habría podido arreglárselas para llevar a cabo
la tarea que se le había encargado ese día; ella había sido elegida para llevar
los anillos a los novios. Por lo visto le habían comprado un vestido nuevo para
la ceremonia, por lo que se había sentido en el séptimo cielo durante días por la emoción.
-¿…?
El alboroto de la sala
parecía haberse incrementado, y cuando echó una mirada para ver qué sucedía, se
dio cuenta de que una fila de personas salía de la iglesia hacia el jardín
central. Parecía que la ceremonia ya había finalizado. La novia, llevando un
vestido blanco puro y acompañada por su novio que vestía un elegante esmoquin,
tenía una expresión de alegría absoluta en el rostro.
Se preguntó si
Hiyori algún día también dejaría el nido de la misma forma. Probablemente sería
la novia más hermosa… ¿pero estaría Yokozawa allí para ser testigo de ello?
Era difícil
imaginarse donde estaría dentro de diez años. Por lo menos, le gustaría seguir
trabajando como un esclavo en el trabajo, y aunque le encantaría poder
mantenerse en el Departamento de Ventas, no podía predecir lo que haría
Recursos Humanos con él en el futuro.
Y más turbia aún…
era su vida privada, en gran parte porque él ya estaba llevando una vida que nunca habría imaginado posible un año atrás.
Kirishima podría
haber sido una de esas personas a las que les daba un saludo si se las
encontraba en el atrio y nada más. Pero ahora, el hecho de estar en una
relación con él, el ser invitado la mayoría de los fines de semana a la casa de
los Kirishima, haciéndose cada vez más cercano a su hija e incluso que ellos
fueran los que cuidaran de su gato…. Era algo que nunca habría podido creer
posible que sucediera, lo que lo hacía todo aún más extraño.
Pero saber que esa
felicidad era ya algo normal le dejaba cierta preocupación. ¿Cuánto tiempo más
podría durar aquello? ¿Cuánto tiempo más podría vivir así? Cuanto menos
quisiera perder todo aquello, más le presionaban todas esas preocupaciones.
Cuanto más
luminosa es la luz del sol que cae sobre él… más oscuras se vuelven las
sombras.
Perdido en sus
pensamientos, no se había dado cuenta de que un coctel había sido puesto
delante de él silenciosamente. Era un vaso largo lleno de un líquido azul en
degradado con pequeñas burbujas.
-…Umm, no he
pedido esto…- No recordaba haber pedido aquella bebida. La taza del café estaba
casi vacía, pero dudaba que un coctel
fuera algo que se ofreciera tras un café.
Supuso entonces
que el camarero se habría equivocado dándole el pedido de otro cliente, pero el
barman solo le devolvió una expresión confusa con una sonrisa para luego
señalar hacía los sofás de al lado de la ventana.
-Es de parte de
aquel cliente.
-¿Eh…?- Convencido
de que algo así parecía sacado de alguna serie de televisión que nunca le
pasaría a alguien como a él, giró su vista hacia la dirección que había
señalado el barman. Y allí, sentados junto a la pared acristalada estaban
Kirishima y Hiyori saludándolo.
-¿Pero qué…?- Por
lo visto el coctel no había sido más que una broma de esos dos. A pesar de
haber mantenido su atención en el atrio, no lo había visto entrar. Detuvo a un
camarero para pedirle que se llevara el vaso, entonces guardó su agenda en su
maletín y se dirigió hasta los Kirishima. -¿Qué demonios fue eso? ¡Si estabas aquí simplemente deberías haberlo dicho!
-Siempre había
querido hacer eso. Te sorprendimos, ¿eh?- Su expresión parecía la de un niño
emocionado por la broma que acababa de hacer. Aquel era Kirishima Zen, editor
en jefe de la revista mensual Japun,
padre soltero, y amante de Yokozawa.
Líder en crear
éxitos y amado por sus subordinados, era un buen padre en su vida privada, y a
pesar de haber perdido a su mujer por una enfermedad, se las había arreglado
para criar a su hija realmente bien.
Naturalmente, su
relación era un secreto no solo para Hiyori, sino también para sus amigos y
compañeros de trabajo. Llevaban saliendo ya seis meses, y a veces parecía que
habían pasado años, mientras que otras era como si esos seis meses hubieran
pasado en un segundo.
En cierto momento
Kirishima había tenido algo de información comprometida de Yokozawa, y al
principio, Yokozawa lo había visto como nada más que un hombre molesto que se
divertía haciéndole la vida imposible,
pero ahora, estaban compartiendo sus días como algo natural, algo que se
daba por hecho.
Hábil en su
trabajo y siendo duro consigo mismo y los demás, en casa no era más que un
padre al que le gustaba gastar bromas de vez en cuando y algo inútil con las
manos.
-Por el amor de
Dios, ¿en qué estabas pensando al enviarme eso? No habría podido llevarlos a
casa.
-Nah, no pasa
nada. No tenía alcohol.
Él y Kirishima no
habían sido exactamente cercanos anteriormente, pero el haber compartido una copa en una noche lluviosa
había hecho que la distancia entre ellos empezara a acortarse. Tras aquella vez,
Yokozawa había sido arrastrado a más salidas, hasta que una vez fue invitado a
casa de Kirishima, donde había conocido a su hija, Hiyori.
Una niña
inteligente y extrovertida que no se había asustado en absoluto ante el
semblante algo intimidante de Yokozawa, sino que en cambio lo había encarado
directamente. Su naturaleza honesta y directa era prueba del gran trabajo que
había hecho Kirishima al criarla.
Pero Yokozawa
había aprendido que Kirishima era un vago cuando estaba con su hija y un
completo negado en la cocina. Y cosas como esta gran diferencia entre su habilidad
en la oficina y la falta de ella en su casa, habían hecho que Yokozawa se
interesara aún más por Kirishima al descubrir esta nueva faceta, hasta que, sin
darse cuenta, había sido totalmente cautivado.
El simple hecho de
estar con él había ayudado a Yokozawa a entender todos esos sentimientos que
nunca había descubierto y que siempre estuvieron atrapados en él. Fue
Kirishima… quien le había enseñado que el estar enamorado podía ser algo más
que solo sufrir.
-¡Ooh, mira! Yo
también tengo uno sin alcohol.- El cóctel que Hiyori estaba tomando era de un
color rosa pálido flotando en la parte superior y adornado con una cereza.
Obviamente estaba disfrutando la oportunidad de estar en ese ambiente adulto
del que normalmente se veía excluida.
-Ah, eso me recuerda…
¿Cómo te fue entregando los anillos? ¿Sin problemas?
-¡Nop! ¡Estaba un
poco nerviosa, pero me las arreglé para hacerlo! ¡La novia estaba taaan guapa!
-Sí, fue una
ceremonia agradable. Creo que entendí lo que sentía el padre de la novia por un
momento.
-¿Seguro que no
fue algo de empatía?
-Qué va. Conseguí
grabar a Hiyori con su hermoso vestido, así que te lo enseñaré después.- Sacó
su móvil para mostrárselo.
-No te rías de mí
si tengo una cara rara, ¿vale?
-Nunca lo haría,
tu vestido es realmente bonito de todas formas. Te queda muy bien.
-¿¿En serio??
¡Gracias!
Parecía como si
hubiera sido elegido para que hiciera juego con el de la novia. El vestido de
Hiyori era completamente blanco con brillos y un lazo azul claro alrededor de
la cintura, bastante impactante, con mangas abullonadas y con la falda hasta la
rodilla. El dobladillo y los puños estaban decorados con un delicado estampado
de flores de encaje. Tenía la apariencia de una princesa de cuento.
Un estilista profesional
había arreglado su pelo y se había encargado del maquillaje. Su pelo había sido
recogido en dos pequeños moños decorados con flores falsas, y una ligera capa
de maquillaje cubría su rostro. Todo esto hacía que pareciera un poco más mayor
de lo que realmente era.
Aunque solo habían
pasado seis meses desde que la conociera, el crecimiento de un niño en ese
tiempo era notable. Las niñas de la edad de Hiyori tendían a ser más maduras de
lo que podían parecer. Yokozawa trató de recordar cómo se había comportado él cuando estaba en quinto grado, estaba
seguro de que no había sido tan adulto como Hiyori.
-¡El ramo también
era muy bonito, y la tarta de boda era adorable! ¡Casi parecía un desperdicio
cortarla! ¡Ooh, y ella se puso un kimono después además, y Dios, era realmente hermoso!
Hiyori
parecía incapaz de reprimir su entusiasmo por haber estado en su primer evento
glamuroso. Las bodas probablemente reunían todas esas cosas sobre lo que las
chicas soñaban.
-Ha
estado así todo el día.- Explicó Kirishima.- Oye, no quiero escucharte decir “Ooh, no puedo esperar por casarme~”,
señorita.
-No
estoy segura sobre lo de casarme, pero realmente me gustaría llevar un kimono…
-Sí,
creo que la última vez que te pusiste uno fue en el festival Shichigosan, ¿no? ¿Por qué no llevas uno
para Hatsumoude en Año Nuevo?
-¿Puedo?
-Claro.
Y ya que estamos, Yokozawa y yo podríamos llevar uno también.
-¿Qué? Ustedes se pueden vestir como quieran, pero a mí no me metan.
-Aww,
¡Pero te apuesto a que te verías realmente bien con una hakama, Oniichan!
-Estoy
de acuerdo.
-Estaré bien solo tomando fotos.- Se esforzó
por desviar la atención de él y cambiar de tema de conversación.- Ya está bien
de hablar del kimono de todas formas, cuéntame más sobre la boda. ¿Pasó algo
más?
-Hmm…
¡oh, cierto! ¡Había un montóoooon de gente diciéndole a papá lo bien que se
veía!- Hablaba como si aquel fuera el cotilleo más jugoso posible, obviamente
emocionada por la oportunidad de alabar a su padre.
Aun
sin haberlo visto en persona, Yokozawa fácilmente podía imaginar a Kirishima
recibiendo cumplidos. Con su fantástico porte, se veía realmente atractivo
cuando se arreglaba, y hoy estaba vestido con un traje que combinaba con los
mocasines de tela y cuero, llevaba un pañuelo colgado del bolsillo del chaleco
y una corbata apretada en el cuello.
Dado
que casi nunca llevaba corbatas, Kirishima se veían algo incómodo y tendía a
desviar la mirada cuando la aflojaba. Cada año en las fiestas de empresa atraía
a una multitud a su alrededor sin falta, así que no le sorprendía escuchar que
había destacado en el evento de hoy.
-Vamos,
Hiyo, no tienes por qué hablar de esas cosas.
-¿Eh?
¿Por qué no? ¡Ooh, entiendo! Estas avergonzado,
¿no es así, papá?- Su expresión mostraba cierta incomodidad ante las palabras
de su hija, y Yokozawa supuso que hasta Kirishima se podía sentir avergonzado
al oír a su hija hablar sobre él de aquella manera. -¡Deberías haberlo visto!
Todas las mujeres estaban agolpándose a su alrededor, ¡era un caos! ¡Estaba
impresionada por lo popular que era! Pero se ve realmente bien con corbata, ¿no
crees, Oniichan?
-¿Eh?
Oh, uh, sí.- Mantenía la mirada perdida cuando de repente se dio cuenta de que
la conversación se había dirigido a él. Tenía la intención de asentir de forma
casual, pero su voz se quebró y adquirió un tono de falsete.
Fue
pura suerte que Kirishima respondiera así: -Oye, ¿por qué has dudado?
-No
es… nada.- Lo último que quería era que se diera cuenta de que se había perdido
un poco por estarlo mirando. Él probablemente ya lo sabía, pero al menos Yokozawa no tenía la intención de
confirmárselo.
-Oh,
nada, ¿no?
-…-
En un intento por ocultar su incomodidad por tener a Kirishima mirándolo de
reojo, tomó su copa intacta. No era tan dulce como se había temido, en cambio,
el refrescante aroma a cítrico se colaba por su nariz.
Pero
aunque Hiyori había estado hablando alegremente sobre su experiencia hasta ese
momento, su expresión se agrió un poco de repente, como si acabara de recordar algo
desagradable. –Pero… realmente no me gustó cómo todas esas mujeres me
preguntaban una y otra vez que si quería
una nueva mamá…
Yokozawa
se sobresaltó al escuchar sus palabras al tiempo que ella infló sus mejillas
con irritación. -¿Eh?
Por
lo visto algunos familiares habían presionado a Kirishima para que volviera a
casarse. Había pensado que era extraño que Kirishima no aprovechara esa
oportunidad que Hiyori le había dado alabándole para presumir un poco como
hacía normalmente, y ahora entendía por qué.
Aun
teniendo una hija, Kirishima era un buen partido. Tenía un buen trabajo como
editor jefe de una de las revistas más importantes de una famosa editorial y
además era atractivo. Su hija era afectiva, educada y brillante. No era extraño
que sus familiares hubieran visto aquella boda como la oportunidad de
presentarle a algunas personas.
-Y…
¿cómo reaccionaste?- Preguntó de forma casual, intentando no revelar su
inquietud.
-Les
dije que tenía a mi padre, así que no necesitaba a nadie más. Y la abuela y el
abuelo son realmente agradables, ¡y también tengo a Sora-chan! ¿Y no sería raro
pedirle a papá una nueva mamá solo porque quiera una?- Se giró hacia Yokozawa
buscando su aprobación. Parecía como si la familia hubiera intentado usar a
Hiyori como una forma de animar a Kirishima dado que el hombre no parecía tener
ninguna intención de discutir el volver a casarse.
-Y…
¿lo aceptaron?- Yokozawa tenía la sensación de que particularmente esos
familiares pesados no se podrían dar por vencidos tan fácilmente.
-Bueno,
fueron un poco persistentes, pero les dije que tenía cosas más importantes de
las que preocuparme ahora. Creo que lo entendieron, ¿no crees, Hiyo?
-Sip.
Tras
intercambiar una sonrisa con Hiyori, Kirishima desvió sus ojos a Yokozawa,
haciéndole sentir un estremecimiento por todo el cuerpo ante aquella sugerente
mirada. Esas palabras justo ahora… no habían sido solo por Hiyori. Se había
dirigido también a él, y al darse
cuenta, Yokozawa empezó a sentir como un rubor subía a sus mejillas.
Intentó
ocultar su vergüenza bebiéndose el resto del cóctel de un trago. Una cosa era
oír ese tipo de palabras en privado, cuando estaban solos, pero realmente deseaba que Kirishima dejara
de causar esos problemas delante de Hiyori.
A Yokozawa nunca se le había dado bien mantener una cara de póquer después de
todo.
-Bueno,
Sorata está esperándonos, ¿así que no creen que deberíamos irnos?
-Sí,
vamos a casa. Hiyo parece algo cansada.
-¡Oye,
todavía estoy bien despierta!- No parecía que ella se diera cuenta, pero por su
expresión parecía cuestión de minutos que se durmiera. Por lo que veían, su
batería estaba a punto de agotarse.
-Estás
agotada. No quiero oírte lloriquear algo sobre subirte en brazos a casa si te
quedas dormida en el camino, ¿entendido?
-Dios,
¡no soy una cría!- Infló sus mejillas con irritación ante las burlas de
Kirishima y los dos adultos sonrieron ante aquella expresión tan adorable.
Continuará.…
que lindo q continue esta novela..... porque me encanta!!!!!!!!! gracias...
ResponderEliminarme encanta muchísimo esta pareja muchas gracias!
ResponderEliminarMe encanto <3 pero algo me dice que se aproxima una Bitch para arruinar las cosas ¬-¬...... y eso solo significa una cosa, CELOS ssssiiiiiiiiii :3
ResponderEliminar