Clasificación: +18
Título: Yokozawa Takafumi no baai Volumen 5
Serie: Sekai-ichi Hatsukoi
Autor: Fujisaki Miyako
Ilustraciones: Nakamura Shungiku
Fuente: September Scanlations
Retraducción: Haruna
Continuación
del capítulo 9
del capítulo 9
El ambiente en el interior del coche estaba
insoportablemente tenso, pero Yokozawa parecía ser el único que se sentía así.
Cuando se dio cuenta de que el paisaje empezaba a cambiar y a mostrar la zona
cerca de su apartamento, dio un suspiro de alivio.
-Puedes
dejarme por aquí.- Quería acabar con ese viaje lo más rápido posible, pero en
vez de hacer caso a su petición de que le dejara antes de llegar al complejo,
Kirishima giró el volante en dirección al aparcamiento de la parte trasera del
edificio.
-Ya
que estoy aquí, ¿por qué no me invitas a una taza de té?
-…
La gente no debería invitarse a sí misma.
-Te
vas a quedar calvo si te preocupas de nimiedades como esa.
Aunque
tenía algo de razón, después de que Kirishima le trajera a casa, sería grosero
decirle “No, estorbas, así que vete de
aquí”, así que de mala gano lo invitó a pasar tras haber aparcado en una de
las plazas para visitas.
-Hacía
un montón que no me dejaba caer por tu casa.
-Haré
café, siéntate. Y no toques nada.
-Mmm,
ya veremos…
-No,
nada de ya veremos. Joder…- Yokozawa
estaba más que acostumbrado a escuchar a Kirishima decir ridículas respuestas
como aquella, pero al menos tenía la certeza de que no había nada que Kirishima
pudiera descubrir. Incluso tenía esa
revista perfectamente colocada en la estantería ahora.
Dado
que solo iba a casa para dormir, y que eran pocos los fines de semana que
pasaba allí, el apartamento estaba incluso más ordenado de lo normal. No
tenía demasiada ropa, así que tenía poco que sacar por el cambio de temporada,
aunque probablemente sí que tendría que buscar su abrigo pronto.
Al
llevar las tazas con café al salón, encontró a Kirishima esperando
pacientemente en el sofá. Seguro que ya no tenía más cosas de Yokozawa en las
que hurgar, pensó, y entonces se sentó a su lado.
-¿Y
bien? ¿Listo para confesar qué pasó en ese ascensor?
-¡…!-
Si hubiera tomado un sorbo de su café seguramente lo habría escupido en ese
momento. Esforzándose por recuperar el aliento tras ese sofoco, giró su mirada
de forma cautelosa en dirección a Kirishima. Se lo encontró mirándolo
fijamente, diciéndole con los ojos que no podría librarse de esa.
-Te
dijo algo, ¿verdad?
-Eso…-
Se estaba rebanando los sesos para encontrar una respuesta a la aguda pregunta
de Kirishima. Quizá la razón por la que no había sacado el tema en el coche era
porque estaba esperando a que fuera el mismo Yokozawa quien lo mencionara. Al
haberse cansado de esperar, parecía haber decidido tomar la posición ofensiva.
-Sabes
que solo será más difícil decirlo si intentas retrasarlo…
-¡En
ningún momento he dicho que no vaya a contártelo!- Se sentía incómodo tener esa
mirada sobre él. Luchaba contra el impulso de levantarse y caminar, ¿aunque de
qué habría servido? No había donde huir en esa pequeña habitación.
-…
¿Y bien?
La
intensa mirada de Kirishima le hacía más difícil hablar, pero nunca acabarían
con ello si Yokozawa seguía en silencio. Mirando al negro café delante de él,
se esforzó por mover sus pesados labios. -…Dijo… que sabía que estábamos
saliendo… y que estaba enamorado de mí.
-…Ya
veo.
Kirishima
no mostró ni una pizca de sorpresa ante la confesión. Bien podrían haberse
mostrado más sorprendido si le hubieran dicho que llovería al día siguiente.
-…¿Qué demonios pasa con esa reacción?
-Es
solo… que me lo veía venir.
-¿Lo
veías venir?
-¿De
verdad creías que te dije que mantuvieras las distancias solo porque me caía
mal? Claramente estaba detrás de ti y no quería que estuvieras cerca de él. Realmente eres lento cuando se trata de este
tipo de cosas.- Sus hombros cayeron y dejó salir un suspiro forzado. Aquella
era una reacción que parecía haber practicado para aquella ocasión y que
molestaba a Yokozawa hasta límites inimaginables. Aunque tenía que admitir que
él tenía cierta razón.
Estaba
claro por la confesión de Iokawa que los celos de Kirishima no habían sido
infundados al final. Yokozawa era quien se había equivocado esta vez.
-…-
Aunque el silencio de Yokozawa se debía en parte a que estaba reflexionando
sobre sus acciones, bien podía ser atribuido a su duda sobre si revelar cierto incidente que había pasado en ese
ascensor. Si Kirishima se enteraba de que no solo se le había confesado, sino
que además le había robado un beso cuando no estaba atento, sin duda, dejaría
de estar enfadado para entrar en
shock. Yokozawa sabía que había bajado su guardia, pero no podría soportar que
Kirishima lo mirara aún más fríamente de lo que ya lo hacía.
-…
¿Entonces lo rechazaste?
-Más
o menos…
-¿Más
o…? ¿Qué demonios significa eso?
-Creía
que lo había rechazado claramente, pero… se puso algo cabezota y antes de que
pudiera aclarárselo el ascensor se puso en marcha otra vez, así que…- No había
pretendido que aquello sonara como una excusa, pero no pudo evitarlo. Ahora que
lo pensaba, sentía que nada que hubiera podido decir habría convencido a
Iokawa.
Había
dado justo en el clavo respecto al malestar de Yokozawa antes incluso de que él
se diera cuenta de que lo estaba sufriendo. Así que mientras siguiera estando
atormentando por esa preocupación, Iokawa nunca se daría por vencido con él.
Nunca
se había visto a sí mismo como alguien por quien obsesionarse, pero en vista de las acciones de Iokawa no parecía
que fuera la última vez que fuera a vivir un incidente como ese.
-¿Quieres
que me encargue yo de dejarle las cosas claras?
-¡Definitivamente
no! Puedo ocuparme de mi mismo.- Quería terminar con aquello antes de que Kirishima se enterara…no
tenía la intención de forzarlo a que se ensuciara las manos en ese desastre. No
había caído tan bajo como para que alguien tuviera que librar sus batallas.
-Sí,
lo supuse. Pero no dejes que continúe, ¿vale?
-No
lo haré.- Respondió aliviado al ver que Kirishima parecía entender. Aunque
admitía que se sentía algo desilusionado por no haber recibido el sermón que se
esperaba, supuso que aquello solo mostraba que ambos eran maduros.
-Está
bien. No puedo quedarme aquí molestándote todo el día. Me voy. Volviste para poder trabajar un poco de
todas formas.- Se bebió lo que quedaba de su café y se levantó seguido de
Yokozawa para acompañarlo.
-Gracias
por traerme, ten cuidado volviendo a casa.
Kirishima
se giró tras haberse puesto los zapatos para mirar a Yokozawa con el ceño
fruncido.
–Venga, este es el momento donde me dices “que tengas un buen día, cariño”.
–Venga, este es el momento donde me dices “que tengas un buen día, cariño”.
-Como
si fuera a hacer cada estupidez que sale de tu cabeza.
-Date
prisa, es: “que tengas un buen día,
cariño”- Suavemente pinchó una de sus mejillas.
-Que
no lo haré.- Prefería morir antes que decir una cursilada como aquella propia
de una parejita súper enamorada. Quizá
podría haberlo hecho si por alguna remota casualidad hubiera sido del tipo al
que le gustan ese tipo de cosas
monas, pero simplemente era algo que no iba con su personalidad.
-Vamos,
no te hará daño. Y Hiyo no está delante.
-No
entiendo por qué debería hacer esa
tontería.
-Pues
yo no entiendo por qué no lo haces.
-Tú
haz lo que quieras, a mí déjame
tranquilo.- Si hacía cada pequeña cosa que Kirishima le pedía, probablemente
acabarían paseando cogidos del dedo meñique.
Pero
al negarse tan fervientemente solo consiguió que Kirishima cambiara de
estrategia: -Está bien, pensaba dejarte ir con solo un beso en la mejilla… pero
ahora te vas a enterar.
-¿Qué
demonios estás…?-Rápidamente se encontró siendo empujado contra la pared, al
tiempo que sus protestas quedaban selladas por un beso. Sorprendido ante
aquella audaz maniobra, permitió que la lengua de Kirishima se colara en su
boca sin oposición. –¡Nn-nhg…!
Yokozawa
pensó que su armadura definitivamente
debía estar llena de aberturas como para dejarse manipular así de fácil. Un
escalofrío le recorrió la espina dorsal ante la húmeda sensación de sus lenguas
deslizándose juntas, y algo en su centro palpitaba fuertemente. Intentaba estar
callado, aunque en realidad su boca estaba a merced de otra, lo que le dejaba
totalmente incapacitado para soltar ningún sonido.
Perdió
cualquier resquicio de razón que pudiera quedar en él por la intensidad de
aquel experto beso. Comparado con este, el beso de Iokawa no había sido más que
un choque de labios. La sensación había sido como un roce accidental contra la
piel sudada de algún desconocido en verano.
Aquellas
meditaciones le hacían pensar en lo extraños
que podían ser los sentidos. Las acciones podían ser las mismas, pero al
cambiar los sentimientos, la sensación cambiaba drásticamente.
-Hnn…nnmm…-Las
fuerza puesta en el agarre de su cintura, el toque de sus pechos rozándose, y
el olor de Kirishima mezclándose con el de su champú…. Yokozawa estaba
completamente rodeado por Kirishima.
-¡Nn…ngh…!-Kirishima
apartó las rodillas de Yokozawa con las suyas, consiguiendo poner su muslo
contra su ingle, y su miembro, ya algo despierto, se seguía endureciendo ante
el suave roce. Los brazos que habían estado sujetando su cintura cómodamente
empezaron a bajar para empezar a tocar su trasero.
Casi
se perdía de un descuido, pero si bajaba la guardia, Kirishima podría hacer lo
que quisiera con él. Callando un gemido, empleó toda la fuerza que le quedaba
en intentar apartar a Kirishima.
-…Joder, vas demasiado deprisa… Relájate
un poco.- Giró la cabeza y se limpió los labios con el dorso de su mano, cada
parte que había sido tocada palpitaba incesantemente.
-Lo
dice el tipo que casi cae de rodillas por lo cachondo que está…
-¡!-
Que estuviera o no cachondo no tenía nada que ver con sus intentos por hacer
que Kirishima se apartara, pero decir algo como aquello sonaría solo como una
excusa.
Mientras
seguía allí de pie, en silencio y sonrojado, Kirishima se inclinó para
susurrarle al oído:
-Piensas que soy sexy, ¿cierto?
-Piensas que soy sexy, ¿cierto?
-¡…Eso…! ¡Yo
nunca…!- Podía intentar negarlo, pero la verdad era que se había puesto
nervioso al darse cuenta de que Kirishima había
notado todas esas miradas sutiles que Yokozawa le había lanzado.
Kirishima
simplemente sonrió ampliamente, como si pudiera leer sus pensamientos. –No
puedo culparte. No puedes evitar caer rendido ante mis encantos, ¿cierto?
-¿¡Cómo…!?-
Inconscientemente había abierto su boca para preguntarle cómo lo sabía, pero
rápidamente la tapó con sus manos para evitar decir nada. A penas había podido
esquivar aquella trampa, pero en verdad todo era una causa perdida.
-¿Lo
ves? He acertado de pleno. ¿A que sí?
-Qu…quién
demonios iría a…- A pesar de sus esfuerzos por negarlo, podía sentir como su
cara se enrojecía por el calor. Nunca aprendería a controlar la sangre que
subía a su cabeza.
-Cabezota
tonto, aunque debo confesar que esa es una de las cosas más entrañable de ti.
-¡Gya…!-
Aulló como patética respuesta al mordisco que le dio Kirishima en el lóbulo de
su oreja.
-Joder, realmente sabes cómo arruinar el
ambiente.- Kirishima rió disimuladamente para después trazar una línea de
saliva sobre el cuello de Yokozawa.
-¡Si
tienes… un problema con el ambiente
entonces no empieces, joder…!
-¿Acaso
he dicho yo que me suponga un problema?
Era un halago.
-¿Cómo…demonios
iba eso… a ser un halag…? - No pudo decir más. Kirishima seguía deslizando sus
manos por sus caderas y su culo, tocándolo de forma insinuante. No era capaz de
entender qué podía encontrar el hombre de atractivo en tocar un cuerpo tan duro
y rígido, pero Kirishima no se cansaba. Aprovechaba cada oportunidad de seguir
tocando cada parte de él.
Quizá
en vez de obtener placer al tocarlo, simplemente le gustaba ver cómo Yokozawa
reaccionaba a la situación. Cuanto más se retorcía Yokozawa, más feliz parecía
Kirishima.
-¿Debería
ser un poco más directo entonces?
-No, gracias.- Si replicaba diciendo algo
como “Inténtalo”, simplemente estaría
cavando su propia tumba. Desafortunadamente no se avergonzaban por las mismas
cosas, así que Kirishima probablemente no tendría ningún problema en soltar
algunas tontas palabras de amor.
-Y
esa forma que tienes de llevarme la contraria
tan vehementemente es otra cosa que adoro de ti.
-Definitivamente
hay algo mal con tus ojos…- Y si no era ese el caso, su gusto era realmente
terrible. Y aunque debía estar ya acostumbrado a aquellos comentarios como “adorable”, “entrañable” y “mono” tras
tanto tiempo, aún era incapaz de aceptarlo. Había intentado seriamente ver esas
características en sí mismo cuando se había mirado en un espejo, pero incluso
desde un punto de vista objetivo era incapaz de verse a sí mismo como algo que
pudiera ser llamado “adorable”. En
todo caso la palabra que podía describirlo era “intimidante”.
-¿Tú
crees? Bueno, supongo que por eso dicen que el amor es ciego y que la belleza
habita en el ojo de quien la percibe y todo eso.
-Lo
que sea.- Había aprendido a hacer frente a las palabras de amor de Kirishima, y
aunque a veces lo cogía con la guardia baja, al final se las arreglaba para
dejar que aquellos comentarios le resbalaran.
-Dime,
¿Cuánto trabajo te queda por hacer?
-¿Eh?...
No es que tenga que hacerlo en este momento pero…- Tenía algunas cosas que
preparar, pero nada que necesitara su atención inmediata. Ante su mirada
confusa por no entender muy bien a qué venía ese cambio de tema, Kirishima
llegó a su propia conclusión.
-Entonces
puedes tomarte una hora libre, eh.
-¿Qué…?
Espera… ¿Por qué te estás quitando tus zapatos de nuevo?- Exclamó al ver cómo
Kirishima deslizaba los mocasines de sus pies y los dejaba tirados.
-Porque
no puedo caminar hasta tu habitación con ellos.
-Pero...
¡Hiyo te está esperando!
-Ya
te he dicho que está haciendo deberes con una amiga, ¿o acaso lo has olvidado?
-Yo, uh…
-Venga,
intenta protestar con algo mejor. Ya que hoy estás tan reacio a que lo hagamos, supongo que podría intentar contenerme un
poco… por tu bien.
-¿Por
qué demonios actúas ahora tan creído?- Replicó enfadado ante las palabras
condescendientes de Kirishima.
-…Supongo
que nací así.
Una
oleada de irritación le golpeó ante la forma en que Kirishima ladeaba su cabeza
de forma tan inocente, asumiendo que podía decir lo que le diera la gana si
acompañaba sus palabras de un gesto adorable.
Pero
si se dejaba llevar en ese momento acabaría dándole lo que quería a Kirishima,
así que Yokozawa dio un profundo suspiro para calmarse.
-Debo
disculparme, señor, pero el tiempo para quejas y reclamos se ha acabado, y ya
no se acepta ninguna réplica más.
-¿Qu…?
¡Oye, espera…!- A penas había tenido un momento para pensar nada.
Pero
Kirishima tan solo deslizó una mano para apretar la cadera de Yokozawa y así
guiarlo hasta la habitación. Parecía que independientemente de si hubiera
tenido tiempo para negarse, el resultado habría sido el mismo.
-Aunque
se aceptan sugerencias…
-No, gracias.- Gruñó, pero Kirishima lo
ignoró. Tanto si le gustaba como si no, iba a ser llevado a su habitación.
Continuará…
la que se le va armar a yokozawa cuando kirishima se entere del beso... creo que va arder troya XD
ResponderEliminarNooooo :O JAJAJA oienso igual que Misaky, se le va a armar.... pero posta ._. pobre Kirishima D: <3
ResponderEliminarsdkfhsjdkfhskdjfh cuando se entere del beso kirishima habra cometido su primer asesitato muahahha >:3
ResponderEliminarVas, como se entere del beso va a ver trolla en directo ����
ResponderEliminar