sábado, 3 de mayo de 2008

Yokozawa Takafumi no baai Vol.2 Capítulo 3 parte 10

Publicado por KanaAmai en 22:31
Tipo: Novela/Traducción
Título: Yokozawa Takafumi no Baai 2
Serie: Sekai-ichi Hatsukoi
Autor / Circulo: Nakamura Shungiku
Clasificación: R-18
Idioma: Español
Fuente: SeptemberScanlation
Notas:  Agradecimiento especial a DrL por ayudarnos con esta novela :D. Por favor, disfruta y siéntete libre de enlazar la gente A ESTE LUGAR para leer.
Otra pequeña nota: Capítulo perdido y recuperado =)
Traducción: DrL

Capítulo 3 parte 10




-¡Aa... chú!
Casi no había pegado un ojo esa noche y despertó temprano en la mañana también; sin poder regresar a dormir y sin más que hacer, se encaminó a la oficina.
Deseando hacer algo de trabajo antes de que llegaran los demás, hizo sus preparativos y se sentó frente a su computadora, pero su concentración era poca el día de hoy, debido en gran parte al dolor de cabeza que lo había estado atacando intermitentemente desde la madrugada. También se sentía un poco afiebrado, y su dolor de estómago aún lo acompañaba.
Sabía perfectamente bien que todos estos eran síntomas de un resfriado, probablemente había arruinado su salud cuando se empapó en el aguacero de la noche anterior. Todo había marchado bien desde su corrida del departamento de Kirishima a la estación y desde allí todo el camino hasta su propia estación; en ese punto, la tormenta no había llegado todavía hasta donde se encontraba. Las nubes se veían amenazadoras, de seguro, pero juzgando que no era suficiente como para ameritar la compra de un paraguas, emprendió el camino hacia su departamento.
Se dio cuenta de que su decisión había sido un error aproximadamente a mitad de camino a casa; súbitamente la lluvia escaló a una de gordas y pesadas gotas y luego, en cuestión de segundos, se convirtió en una lluvia a baldazos de proporciones inusitadas. Con muy mala pata, él ya había pasado por el último almacén. Ninguna otra tienda se encontraba abierta ya, e incluso si optaba por esperar a que la lluvia amainara, no había forma de predecir cuando dejaría de llover. Sin más opciones, arremetió camino a casa empapándose, luciendo como una rata ahogada para cuando llegó a su edificio.
Esto probablemente se debía a lo mucho que se enfrió en ese entonces. Se había metido de cabeza bajo la ducha caliente, pero en retrospectiva, probablemente debió optar por un chapuzón en la bañadera.
Solo por si acaso, antes había tomado un medicamento que no produce somnolencia, pero en este punto nopodía decir si estaba funcionando o no.
-... Quizás tome algo de café -sabía que no era bueno intentar ahuyentar este resfriado con el uso de la cafeína, pero no podía evitarlo. El café probablemente no era la mejor de las ideas con su estómago en el deplorable estado en que se encontraba, pero necesitaba algo que encendiera su interruptor interno y lo hiciera trabajar. Aunque prefería tomar su café negro, al menos permitió que un poco de leche lo cortara esta mañana.
Cuando regresó a su escritorio sosteniendo su vaso de cartón en la mano, Henmi acababa de llegar a la oficina: -¡Buenos días, Yokozawa-san!
-Sí, buenas.
Sabía que Henmi había salido a tomar unos tragos con unos compañeros de trabajo la noche anterior, pero nomostraba ni una pizca de fatiga y su estado era decente. Sintiendo rabia de la juventud y vitalidad de Henmi, puso el vaso de café en el escritorio.
-¡La de anoche si que fue una tormenta, ah! Esa mañana salí dejando la ropa aún tendida en la soga, ¡fue horrible! Si hubiera sabido que comenzaría a llover en ese momento, me hubiera ido derecho a casa y no hubiera salido a tomar unos tragos.
-Sí... que bueno... -Yokozawa dejó que la trivial charla le entrara por un oído y le saliera por el otro, y ante su tibia respuesta, prontamente se le recordó la gravedad de los daños causados.
-¡No es para nada "bueno"! ¡Ahora tengo que lavar toda mi ropa de nuevo!
A Yokozawa honestamente no le podría haber importado menos la ropa de Henmi en vista de que él mismo había sufrido daño físico. Eso, al menos, era mucho mejor que arruinar su salud. Y aunque esto hubiera sido enteramente culpa suya por subestimar al tiempo y no comprar un paraguas de camino a casa, no podía simpatizar demasiado con las dificultades de Henmi.
-Espera; ¿lavas la ropa en días de semana? En realidad eres bastante trabajador, ah...
-De hecho me gusta bastante hacer la limpieza y la colada. Es un como... ¿supongo que una forma de descargar tensiones para mí? ¿Usted no hace muchos quehaceres domésticos, Yokozawa-san?
-Solo cuando es necesario. Aunque supongo que no me importa cocinar.
-Oh cierto, ¿no cocina a veces con Hiyori-chan en lo de Kirishima-san? ¡Invíteme alguna vez!
-Sí, seguro. Uno de estos días.
-¿EH?
Ante esta vaga respuesta cualquiera, Yokozawa recibió a cambio una expresión que lucía como si Henmi acabara de ver un fantasma. La inesperada reacción de incredulidad hizo que Yokozawa, a cambio, dijera vacilante: -¿Qué... qué hay con esa expresión?
-¡Bueno, usted usualmente diría "¡No tengo comida para ti!" o algo! ¿Qué le pasa hoy? ¡¿No me diga que tiene fiebre..?!
-Claro que no; yo solo respondí al voleo, eso es todo -la inesperada demostración de preocupación hizo que sus sentimientos se escaparan un pelín.
-Oiga, ¿no es eso un poco cruel?
-No te estoy diciendo que no te invitaré jamás, ¿o sí? Solo, si se presenta la oportunidad, quizás.
-¡Le tomo la palabra!
-Sí, sí. Oye, ¿no está un poco fuerte el aire acondicionado hoy? -un escalofrío recorrió su espina dorsal por el aire frío que soplaba sobre él. El termostato usualmente se fijaba bastante alto para ahorrar energía y comúnmente él se encontraba deseando que estuviera más fresco, pero hoy estaba, en realidad, un tanto frío.
-¿Le parece? A mí me parece tan caluroso como siempre. ¿Está seguro de que no se encuentra un tanto abatido?
-Tu imaginación -trató de forzar una expresión indiferente, al no desear que Henmi se preocupara demasiado por él, pero Henmi vio claramente a través de él. Aunque estaba sorprendido por lo agudo que podía ser Henmi en los asuntos más extraños, trató de no demostrarlo. No podía permitir que sus subordinados se preocuparan por él.
-¡No, algo definitivamente no está bien con usted hoy! No tiene su característica... intensidad.
-¿Qué demonios se supone que significa eso? Bien, seguro... quizás me haya dado un pequeño golpe de calor; después de todo, no soy tan joven como tú.
-¡Usted solo es tres años mayor que yo!
-Y esos tres años significan un montón. Me aseguraré de comer algo cargado de energía en el almuerzo. Pero olvídate de mí, ¿cómo va la propuesta del otro día? -cambió de tema con una vaga sonrisa; si seguía con este interrogatorio, comenzaría a mostrar grietas.
-Oh, tomará un poco más. Todavía no he podido compilar toda la información...
-Bueno, solo muéstrame todo lo que tienes hasta ahora.
-Entonces, de acuerdo; le enviaré un correo electrónico -Henmi voló de regreso a su escritorio y encendió su computadora. Aliviado de haber desviado de su meta al sujeto por ahora, al menos en apariencia, Yokozawa puso su cabeza en modo de trabajo.


* * * *


-Por favor deténgase aquí -indicó al taxista y sacó su cartera. Luego de pagar la tarifa del viaje, emprendió el camino a su casa con marcha inestable. Sin voluntad para siquiera revisar su buzón de correo, se metió en el elevador y de alguna manera consiguió llegar a su casa, donde su resistencia lo abandonó, en la misma entrada, y se vio obligado a apoyarse en la pared por un momento.
El día de hoy se había esforzado demasiado, y finalmente el virus le había ganado la partida. Quizás el modo en que su estómago le había estado doliendo desde la salida a por unos tragos del viernes había sido el primer indicio de que su cuerpo estaba débil. La reciente ola de calor había socavado sus fuerzas dejándolo indefenso.
-Demonios, estoy mareado...
Consiguió aguantar mientras estaba en la oficina, pero en el preciso momento en que salió, la urgencia de vomitar lo había asaltado. Si se permitía colapsar allí mismo, sin embargo, no había forma de predecir que clase de rumores estarían dando vueltas por ahí al día siguiente, así que se puso una máscara de indiferencia con pura fuerza de voluntad hasta que pudiera tomar un taxi cerca de la estación de trenes.
Aferrándose a la pared, entró en su departamento y se dirigió a la cocina. Necesitaba comer algo antes de tratar de tomar cualquier medicamento; no tenía apetito, pero se tragó un pote de gelatina y una cápsula de gelatina de hierbas que había comprado antes esa tarde.
Ni siquiera tenía fuerzas suficientes para darle una ducha a su cuerpo todo transpirado y lentamente se cambió la ropa por unos pijamas y se metió en la cama.
-Esto nunca sucedía antes... -murmuró sacando un termómetro de la gaveta de su mesa de luz y tomándose la temperatura. Nunca tuvo que preocuparse por arruinar su salud solo por ir un poco lejos con las cosas cuando era un niño.
Ante el agudo pitido del termómetro, sacó el aparato de su axila y revisó la lectura; y cuando vio que el valor estaba bien por encima de los treinta y ocho grados, sintió que su fiebre subía aún más. Sintió una punzada de arrepentimiento pensando que probablemente debió ir directo al hospital, pero ya era demasiado tarde para eso ahora. Si no estaba camino a recuperarse luego de un buen descanso nocturno, siempre podía llamar un taxi.
No quería admitirlo, pero sentía como si su fortaleza lo hubiera abandonado. Sus resacas también parecían durar más de lo usual, así que quizás él solo estaba llegando a una edad en la que necesitaría comenzar a pensar en el ritmo de su vida, antes de que fuera demasiado tarde.
Todavía le quedaban unos cuantos años buenos, de seguro, pero no podía sobreesforzarse como lo hacía en su adolescencia.
-... Diablos, hoy tampoco pude hablar con él...
Honestamente había querido hablar con Kirishima hoy, pero siendo su estado tan deplorable, no había sido posible. Una vez más maldijo lo inoportuno que resultaba todo esto.
Ahora ya habían pasado cuatro días desde que habían hablado o se habían enviado mensajes de texto, y claro, justo ahora, ni siquiera había reuniones que los obligaran al menos a verse.
Pero... Yokozawa honestamente no estaba seguro de poder pararse frente a Kirishima sin que toda su agitación y ansiedad se mostrara claramente en su rostro, así que quizás esto en realidad era lo mejor.
-Tengo... que ir a verlo mañana...
No quería que esta incómoda atmósfera entre ellos continuara. Estaba arruinando su espíritu, y más que eso, élextrañaba al hombre. Quizás el estar enfermo estaba haciendo que se sintiera aún más desesperado por compañía humana, pero cada vez que cerraba sus ojos, todo lo que veía era el rostro de Kirishima.
La medicación parecía estar haciendo efecto, y pudo sentir como su consciencia se iba desvaneciendo. Recordó vagamente que había olvidado apagar las luces de la sala de estar, pero ya no le quedaban energías para levantarse.





Continuará...

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