jueves, 10 de abril de 2014

Yokozawa Takafumi no baai Vol. 3 Capítulo 5 Parte 9

Publicado por KanaAmai en 17:32


Tipo de texto: Retraducción de novela
Clasificación: +18
Título: Yokozawa Takafumi no baai Volumen 3
Serie: Sekai-ichi Hatsukoi
Autor: Fujisaki Miyako
Ilustraciones: Nakamura Shungiku
Retraducción: DrL 
Nota: ¡Feliz Año 2013!









Continuación del Capítulo 5



     -¡Muy bien, gracias por esperar! Tenemos uno de frutos del bosque, uno de ujikintoki y uno de piña-mango para ustedes. ¡Ahora tengan cuidado de no voltearlos!
     -¡Gracias!
     El joven que estaba trabajando en el puesto costero les pasó sus vasitos de raspados y Hiyori los tomó alegremente con ambas manos. Finalmente lograron comprar los tres raspados por los que esperaran tanto tiempo haciendo cola.
     -Hiyo, ¿crees que puedas lograr llevar dos a la vez?
     -¡Sip, estaré bien! ¡Gracias a Dios que no se habían acabado!
     -En efecto.
     Fue Hiyori quien eligió los tres sabores. Cuando Yokozawa le recordó que cualquiera estaba bien para él, siempre y cuando fuera algo frío, ella eligió por él. Dado que los dulces estaban saborizados no solo con jarabe sino también con frutas, un paso en falso que causara una pérdida del equilibrio y todo el postre caería dando tumbos. Parecía que los jarabes de los sabores de temporada se habían terminado, pero como el sabor de frutos del bosque que Hiyori quería probar aún se encontraba disponible, todo terminó bien.
     -Se ven como si fueran a derretirse si no nos apresuramos. 
     -¡Ooh, mejor nos ponemos en marcha entonces! ¡Puede que papá se quede dormido esperando por nosotros! -Últimamente, Hiyori había comenzado a llamar "padre" a Kirishima pero ocasionalmente aún bajaba la guardia cuando estaba con Yokozawa y volvía a llamarlo "papá". Ella probablemente no estaba acostumbrada al nuevo nombre aún. Considerando que en realidad esto resultaba bastante adorable, este hábito de Hiyori, la mente de Yokozawa evocó a Kirishima, quien estuviera durmiendo bajo la sombrilla que habían alquilado.
     -Él ha estado durmiendo desde que llegamos, ¿no es así?
     Kirishima había sido puesto a cargo de cuidar las cosas, optando por una siesta en lugar de nadar en el mar. Yokozawa ciertamente estuvo sorprendido de que él pudiera quedarse dormido en un lugar tan caluroso, pero tal vez eso servía para demostrar cuan exhausto se encontraba el sujeto.
     -Bueno, parece que mi padre estuvo bastante ocupado esta semana...
     -Tienes razón. Se tomó unos días para Obon, después de todo, así que probablemente se estuvo esforzando.
     Antes de salir en estas vacaciones, Kirishima estuvo trabajando a todo lo que da. Incluso le había pedido a sus padres que cuidaran de Hiyori por días seguidos, argumentando que no regresaría a casa sino hasta tarde. 
     Y por supuesto, Yokozawa había estado ocupado visitando a sus padres los fines de semana y apresurándose por terminar el trabajo que necesitaba entregar luego de que sus vacaciones llegaran a su fin, así que esta era en realidad la primera vez que los tres tenían oportunidad de relajarse y pasar tiempo juntos desde que visitaran aquel parque de diversiones.
     -Me pregunto... ¿si es mi culpa? Ya que fui yo quien dijo que realmente quería que saliéramos de viaje juntos...
     -Bueno, sabes que él no estuvo trabajando duro solo por ti. Fue porque él mismo quería venir de vacaciones, contigo. Fue igual para mí también. La razón por la que pude trabajar tan duro como lo hice para hacer que esto sucediera fue porque quería venir aquí contigo.
     -¿¿En serio??
     -Sip. Quiero decir, mira cuanto está durmiendo; debería recuperar todas sus fuerzas pronto, ¿no lo crees? Apresurémonos y llevemos este rapado para él.
     -¡Cierto! ¡Vamos, Oniichan!
     -Ten cuidado; apresurarse esta bien y todo, pero no dejes que tu pie resbale en la arena y te tropieces.
     Pero Hiyori solo siguió corriendo sosteniendo el raspado firmemente con ambas manos. 
     Debido a que ellos habían llegado relativamente tarde en el día, la mayoría de las buenas ubicaciones ya habían sido ocupadas. Y así, tuvieron que acomodarse bastante lejos del negocio playero al que acabaran de ir, e ignorando a Kirishima, quien decidiera tomar una siesta vespertina, Yokozawa había salido a jugar con Hiyori. Los tomaron por padre e hija totalmente, pero eso era mucho mejor que ser confundido con un asqueroso pedófilo persiguiendo niñas pequeñas, y él y Hiyori habían intercambiado miradas cada vez que ella le llamaba "padre" antes de colapsar en risas.
     Planeaban hacer una barbacoa al día siguiente, al haberse dado cuenta de que podían hacer reservaciones por adelantado y tener todos los utensilios e ingredientes preparados para ellos antes de tiempo; algo que resultaba bastante conveniente.
     -Humm... disculpa, pero... ¿estás solo aquí? -Yokozawa se dio con que le llamaban mientras veía cariñosamente a Hiyori saliendo a toda prisa. Cuando se volteó para mirar por sobre el hombro, encontró a un par de morochas, ambas bronceadas, paradas cerca suyo. Sus ojos estaban sobrecargados con delineador oscuro y pestañas postizas y lo miraban hacia arriba mientras batían sus pesados párpados.
     -Oh. No, no estoy solo.
     -Entonces, ¿estás aquí con amigos o...?
     -Ah, algo... así...
     Ellos no eran exactamente sus amigos, pero no sentía la necesidad de molestarse en corregir el error. Convencido de que las muchachas simplemente trataban de vender alguna cosa o algo así, Yokozawa trató de sacárselas de encima, pero se quedó helado ante las palabras que le siguieron: -Bueno, en realidad, nosotras estamos solas aquí, así que... ¿te gustaría venir a tomar una cerveza con nosotras? Es que trajimos demasiadas~.
     Ante la invitación, Yokozawa finalmente cayó en cuenta de que ellas le estaban tirando los tejos. Meneado la cabeza mentalmente, incrédulo, rechazó amablemente la oferta: -Lo siento pero... en realidad vengo con un niño, así que tengo que irme.
     -¿Ah? ¿Un niño? ¡¿Tienes un hijo?!
     Hiyori no era precisamente su hija, pero no era mentira decir que él estaba allí con ella. Yokozawa saludó con la cabeza rápidamente antes de volver la vista hacia Hiyori quien se adelantara a la carrera. Ella le había ganado un buen terreno mientras él estuvo detenido allí hablando a esas chicas y ahora había una buena distancia entre ellos dos.
     -Maldición... 
     Yokozawa consiguió divisarla en la multitud y se dio prisa para alcanzarla, pero justo cuando estaba por gritarle que lo esperara donde estaba, un grupo de gente que pasaba caminando en dirección opuesta se tropezó con ella. 
     -¡Kyaa!
     -¡¿Hiyo?! -Ante el grito de Hiyori quien retrocediera espantada, toda la sangre de su cuerpo se le fue a la cabeza. Tiró el raspado que llevara en el primer tacho de basura que pudo encontrar y corrió a su lado-. ¡¿Estás bien?!
     -O-Oniichan... -La mirada que ella le devolvió estaba cargada de preocupación y él la levantó en un esfuerzo por calmar sus temores, chequeando que no tuviera golpes o raspaduras.
     -¿Te lastimaste en alguna parte? 
     -No, estoy bien, pero el raspado...
     Yokozawa echó un vistazo alrededor de ellos, solo para enterarse de que el raspado había sido derramado por completo cuando ella usó ambas manos para evitar caer hacia adelante. Aunque la mayoría había caído sobre la misma Hiyori, un poco del jarabe había salpicado la camiseta de uno de los del grupo.
     -Oye, viejo, ¿esta es tu hija? ¿Qué pretendes hacer con esto? ¡Ella me lo tiró encima!
     -Ah, pero yo...
     -¡¿Estás intentando dar excusas, mocosa?!
     -¡Kyaa!
     Yokozawa escondió a Hiyori detrás suyo, donde ella se refugió asustada. El grupo frente a ellos estaba compuesto por unos jóvenes que aún conservaban algo de la juventud de su infancia en sus rostros, pero aunque se vieran como niños en su mayoría, obviamente estaban comportándose como pequeños vándalos. Eran solo una sarta de mocosos malcriados locales de secundaria o del instituto.
     Su cabello teñido al azar estaba claramente dañado y sus orejas estaban llenas de varios aretes cada una. Fue pura suerte que Hiyori no quedara enganchada en uno de los accesorios baratos que llamativamente decoraban sus muñecas.
     -¿Y quién demonios son ustedes
     -¡Este crío se tropezó con nosotros y me llenó de porquería la camiseta! Tú te harás responsable, ¿cierto?
     -¿Ah? Ustedes son los que se chocaron con ella. Se supone que ustedes se estén disculpando aquí -replicó Yokozawa tratando de intimidar a los mocosos arrogantes que intentaran dar pelea y aunque ellos sí se apaciguaron un poco, continuaron aferrándose a su reclamo.
     -¡Sí que tienes agallas cuando tú ni siquiera viste lo que pasó, viejo!
     -Estoy hablando aquí precisamente porque vi lo que pasó. Y de todos modos, deberían avergonzarse de ustedes mismos por amenazar a una niña pequeña como esta.
     -¡Cierra el pico, mierda! ¡Deja de dar excusas y solo suelta el pago de la tintorería!
     -Oh, ¿así que ahora estamos tratando de recurrir a la extorsión? -Yokozawa soltó un suspiro como de quien fuera acosado al darse cuenta de que se había topado con una situación bastante molesta en ese momento y se recordó que esto nunca hubiera sucedido si él no se hubiera permitido apartarse de Hiyori.  
     -Has estado menospreciándonos desde que apareciste, ¿tanto quieres que te pateen el trasero, ah? -El muchacho que parecía ser el líder del grupo estaba tratando de mirarlo feo, pero los más de diez centímetros de altura que los separaban a ambos dejó a Yokozawa con la sensación de que un cachorrito le estaba ladrando más que otra cosa.
     -Ustedes se dan cuenta de que eso se llama chantaje, ¿verdad? -Yokozawa no quería ponerse demasiado amenazante frente a Hiyori, pero tampoco quería que ella tuviera que temerles más de lo que ya lo hacía. Si hubiera estado algún salvavidas o policía por allí, hubiera dejado esto para que ellos se encargaran, pero desafortunadamente, no había nadie cerca que luciera como alguien de ayuda ni remotamente.
     Entonces, justo cuando él se estaba partiendo la cabeza pensando en cual sería la mejor manera de manejar la situación, Kirishima apareció a su lado: -¿Qué sucede, Yokozawa? ¿Pasó algo?
     -¡Papá!
     Con su camisa hawaiana y sus lentes de marca, Kirishima lucía muy distinto al turista promedio; Hiyori se abalanzó sobre él aferrándose con fuerza.


     -Que diablos, ¿acaso no acababan de comprar estos? -El raspado que hubiera sido volcado ya se había derretido tornando la arena de colores brillantes.
     -Se me cayó...
     -No, ella no lo tiró; estos chicos hicieron que lo tirara.
     -¿Y quién demonios son ellos? 
     -Como si yo supiera. Se chocaron con ella a propósito y luego la culparon por ello. Se oye como si ellos trataran de sonsacarle dinero.
     -Mierda, ¡ella es la que se tropezó con nosotros! ¡¿Qué pruebas tienes de lo contrario?! 
     -Yo soy un testigo.
     -¡Un conocido de ella no puede ser testigo! ¡Lo que sea, solo compórtense como hombres y háganse responsables!
     -Eso saldrá con un rápido chapuzón en el mar, por un lado, y por otro lado, ustedes son los que deben portarse como hombres en primer lugar. Además, ustedes nos deben tres raspados.
     -¡Sí claro que vamos a pagar por eso!
     -Ah, ya veo, así que no tuvieron suficiente, ¿no? ¿Cuáles son sus nombres? ¿A qué escuela van y en que año? ¿Entonces, pueden darnos la información de contacto de sus padres?
     -¡¿Ah?! ¡¿Qué diablos tiene que ver nuestra escuela?!
     -Bueno, ustedes son menores de edad. Nosotros simplemente tendremos que discutir el tema de su falta de responsabilidad por sus acciones con sus padres y maestros.
     -¡Ellos no tienen nada que ver con esto...! Espera, oye, ¡¿para qué mierda estás sacándonos fotos?!
     -Bueno, vamos a hacer una denuncia en la policía, así que es mejor que nos aseguremos de que ellos puedan identificar fácilmente a las personas de las cuales nos estamos quejando, ¿cierto? Esto es solo en caso de que ustedes decidan huir, eso es todo. -Un momento después, pudo oírse el sonido de tres botones siendo presionados en un celular y los muchachos parecían haberse dado cuenta finalmente de a quien estaba llamando Kirishima.
     -¡E-eso no es justo! ¡Solo porque son adultos, ustedes...!
     -¿No crees que es menos justo que ustedes estén actuando como niños inocentes ahora? Ustedes chocan con una niña de primaria y luego la amenazan para conseguir un pago, ¿y todavía se llaman hombres a sí mismos?
     -¡... Imbécil, escupes un montón de mierdas altaneras y nos menosprecias...! -Uno de los del grupo saltó y dio un paso al frente rápidamente con el puño en alto listo para dar un puñetazo.
     -Eepa, pero nunca vas a conseguir acertar un puñetazo lanzando el brazo de esa manera.
     -¡Maldición, quédate quieto!
     -¡¡Ayayayayy!! ¡Su-suéltame! ¡Eso duele, maldición! -Kirishima agarró el brazo de uno de los muchachos y lo torció por detrás de su espalda; en ese instante, Yokozawa recordó el momento en que él mismo se había encontrado en el lugar del receptor de tal movimiento también. Dolió un montón.
     Los restantes seguidores del grupo se mantuvieron bien alejados de ellos, claramente no querían ser involucrados en el asunto.
     -Por ahora pasaremos esto por alto, así que váyanse de aquí. Y más vale que no intenten porquerías como esta otra vez.
      -¡Nosotros somos los que los dejaremos ir fácilmente! ¡Más vale que estén preparados la próxima vez que los veamos! -Juzgándose obviamente superados por dos adultos bastante grandotes, los jóvenes vándalos escupieron sus palabras de despedida y luego se marcharon. Yokozawa observó como casi se tropezaban unos con otros mientras huían a toda velocidad y luego soltó un suspiro.
     -Dios, que sarta de mocosos estúpidos. Me gustaría ver a los padres responsables por eso.
     -Probablemente a ellos no les importe un rábano. ¿Estás bien, Hiyo? Debiste estar asustada. -Kirishima se puso en cuclillas frente a Hiyori y miró su rostro de cerca: su semblante mostraba que ella estaba al borde de las lágrimas. Cuando él acarició su cabeza, sus facciones acartonadas se suavizaron levemente.
     -Solo... solo un poco. Pero, Oniichan vino de inmediato, así que yo estuve bien. Pero... ahora no podemos comer los raspados por mi culpa... -Hiyori levantó los vasitos vacíos con los hombros caídos por la desazón. Todo lo que quedaba en la arena ahora era el color que dejaran atrás el jarabe y las frutas.
     -No te preocupes, no fue tu culpa. Yo limpiaré aquí y volveré para comprar más raspados. Tú pediste alguna clase de leche de frutos del bosque o algo, ¿cierto?
     -Pero, tendrás que hacer esa larga cola otra vez, ¿no? -Hiyori dirigió la vista más allá de ellos hacia la serpenteante cola en el puesto.
     -Estoy seguro de que será mi turno en menos de lo que canta un gallo. Pasó volando antes, ¿cierto? Ahora, no quieres que se manche tu traje de baño, así que apresúrate y date un baño con tu papá.
     -Entonces, de acuerdo... ¿Te importaría que te lo encargue?
     -Yo me haré cargo. Olvida a esos mocosos estúpidos. Nada de esto fue tu culpa en absoluto.
     -Bien. -Pero su sonrisa era aún forzada; con toda probabilidad ella en el fondo aún se estaba culpando.
     Con la esperanza de ayudar a distraerla, aunque fuera solo un poquito, Yokozawa abrió la boca: -Oh cierto, Hiyo, olvidé mencionar algo.
     -¿Qué cosa?
     -Sabes que dijiste "papá" antes, ¿cierto?
     -¡Ah...! -Su lúgubre expresión estalló en un rojo brillante instantáneamente; Hiyori definitivamente lo había hecho de forma inconsciente en ese entonces. Yokozawa solo se lo resaltó en un esfuerzo por conseguir que ella olvidara cuan asustada había estado y captando su intención, Kirishima confrontó a Hiyori por su cuenta.
     -Tengo que admitir, que me llamen "papá" sí que suena agradable...
     -¡E-eso fue solo por accidente, eso es todo!
     -Y que Hiyo se aferre así a mí por primera vez en lo que se sintió como una eternidad... ¡yo simplemente estoy hecho un nudo ahora! Pensé que se me había crecido, pero ya veo que ella todavía es la niña de papá.
     -¡Te dije que yo solo estaba nerviosa antes, en serio! Ahora, ¡vamos a darnos una ducha, padre! -Tal vez debido a que ella no quería que nadie viera cuan colorado estaba su rostro, infló sus mejillas y se dio la vuelta para darle la espalda a ellos dos.
     Sin embargo, cuando Yokozawa se agachó para recoger los vasitos, Kirishima le habló quedo: -... Gracias por cuidarla.
     -Solo hice lo obvio; ahora ya vete -respondió a secas esforzándose por ocultar su propio rubor, pero Kirishima debió ver a través de él pues sus hombros se sacudieron por la risa.

Continuará...

2 comentarios:

  1. Gracias por la traducción :D en definitiva amo a estos dos:3 y bueno no se si sea solo yo, pero no puedo leer el cap completo, ya que el marco acorta laas palabras.

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    1. sí, a mi me pasa lo mismo, está cortado el escrito :(

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