YOKOZAWA TAKAFUMI NO BAAI VOLUMEN 4
Capítulo 7 Parte 2
Tipo de texto: Retraducción de novela
Clasificación: +18
Título: Yokozawa Takafumi no baai Volumen 4
Serie: Sekai-ichi Hatsukoi
Autor: Fujisaki Miyako
Ilustraciones: Nakamura Shungiku
Fuente: September Scanlations
Retraducción: DrL
Nota: Lamentamos la demora; parte de ella se debió a una demora en la traducción al inglés, pero la mayor parte se debe a las tan esperadas vacaciones. ¡Vivan las vacaciones :)!
—... Tch —Yokozawa chasqueó la lengua irritado ante el enésimo error dactilográfico que cometía ese día. El estado exhibiera desde inicios de semana estaba comenzando a afectar su trabajo, pero, a pesar de comprender esto, encontró una gran dificultad para cambiar su actitud.
Sabía muy bien cual era la razón de que se sintiera de este modo; no quería admitirlo... pero todo ésto se debía a que no había conseguido pasar tiempo alguno a solas con Kirishima en la última semana. Además de sus frenéticas agendas, Kirishima había desaparecido por un viaje fuera de la ciudad para asistir a un evento relacionado a manga y anime durante el fin de semana, y luego habían llamado a Yokozawa para que asistiera a un evento de firma de autógrafos el siguiente lunes feriado haciendo que el par se desencontrara en sus días libres. Si sumaba a ésto el hecho de que tampoco había podido ver a Hiyori o Sorata, se podría decir que simplemente no había tenido tiempo para tomarse un descanso y relajarse.
Pensó que tal vez, ellos podrían, al menos, almorzar juntos, enviando un mensaje de texto esa mañana haciendo la sugerencia, pero aparentemente ese día marcaba el final del ciclo y Kirishima respondió que no podía hacer tiempo para salir de la oficina.
—Yokozawa-san, ¿tiene un momento? —lo llamó Henmi interrumpiendo sus suspiros. Luego de cerrar la ventana que mostraba la propuesta que de momento no iba a ningún lado, volvió a recobrar su actitud de superior en el trabajo.
—¿Qué sucede?
—Llegaron las muestras del material promocional para la próxima campaña. ¡Se ven bastante bien!
—Sí, éstas definitivamente sobresaldrán en las tiendas.
—¡Así es! ¡Entonces... las llevaré al piso de edición!
—Gracias. Ah... Espera, no. Hay un recado que necesito llevar allí arriba, así que me haré cargo de llevarlos en lo que estoy en eso.
—¿Ah? ¿Está seguro? —chilló Henmi sorprendido ante la oferta de Yokozawa. No podía culpársele; después de todo, generalmente Yokozawa hacía que Henmi llevara los recados a los departamentos de edición para evitar encontrarse con Kirishima accidentalmente en la oficina.
—Necesito discutir algo con ellos y ellos nos ayudaron antes al pedirle a uno susmangaka que hiciera una ilustración para la campaña, así que mejor les agradezco también. —Tener una excusa como ésta evitaría que surgieran preguntas innecesarias cuando fuera por allí a tantear las cosas.
—Entendido. Oh, entonces, cuando regrese, ¿le importaría revisar la propuesta de mi proyecto?
—Claro. No debería llevarme mucho, así que estaré de regreso pronto. —Tomó el sobre con los materiales promocionales y dejó el piso de ventas subiendo al ascensor y dirigiéndose al quinto piso, la división editorial Japun. Echó un vistazo a su área desde el pasillo, sopesando su condición de la mejor manera que le fuera posible.
—...
El lugar se encontraba más indolente e inactivo de lo que había imaginado: una atmósfera opresiva lo inundaba todo a la vista. Yokozawa se quedó paralizado en su lugar antes de poner un pie en el área. Kirishima estuvo rezongando sobre lo particularmente difícil que marchaban las cosas ese ciclo, y en ese momento, recordó que el sujeto lucía más frustrado de lo usual. Kirishima raramente lucía una expresión amargada en la oficina, pero estaba decididamente tenso ese día, tal vez debido al lamentable estado de la atmósfera general en el departamento de edición.
Todos los editores parecían estar a un paso de la muerte, haciendo que Yokozawa reconsiderara su decisión de visitarlos y que considerara darse una vuelta en otro momento. Sin embargo, tan pronto como giró sobre sus talones para regresar al departamento de ventas, la cabeza de Kirishima se alzó de golpe...
—¡¡!!
Sus ojos se encontraron, disponiendo una expresión de agitación en el semblante de Yokozawa. Apretó los dientes frustrado al darse cuenta de que acababa de darle a Kirishima una oportunidad de oro para molestarlo. Últimamente, se había vuelto relativamente diestro en el arte de mantener una cara de póquer en la oficina, pero las situaciones inesperadas como ésta todavía lo dejaban fuera de juego.
Kirishima se puso de pie de un salto, acercándose en un estado abominable... Pero cuando Yokozawa dio un dubitativo paso atrás ante la intensidad de su atención, Kirishima asió su brazo y acabó con todo plan de escape.
—Llegas en el momento justo, Yokozawa.
—¿Qué...? —Yokozawa parpadeó varias veces en sucesión ante esta declaración, esforzándose por comprender las palabras.
Ignorando al muy confundido Yokozawa por un momento, Kirishima habló de improviso con Katou, quien se encontraba allí cerca: —Saldré por un momento. —Y así el par dejó el piso de edición.
Con su brazo aún atrapado en el fuerte agarre de Kirishima, Yokozawa se encontró siendo arrastrado hacía el pasillo, todavía inseguro de lo que el sujeto quiso decir con eso de "Llegaste el momento justo". Si había algo que necesitaba que Yokozawa revisara, entonces, ¿por qué dejar el departamento de edición? Aun si se tratara de algo más parecido a una "discusión", todo lo que necesitaban hacer era dirigirse al espacio dedicado a las reuniones disponible en cada piso.
—¿Qué tienes en mente?
—Solo cállate y sígueme. —Kirishima mantuvo asido el brazo de Yokozawa atravesando el pasillo. Rápidamente sus largas piernas los tenían trotando escaleras arriba.
Las piernas de Yokozawa casi se desploman al ser jalado en un ángulo tan incómodo, pero pronto se encontró disparado dentro de una sala de reuniones vacía.
—Rayos, ¡¿qué diablos estás haciendo...?! —Kirishima ignoró su pregunta, cerrando la puerta detrás de ellos en silencio antes de devolverle una expresión sombría—. ¿Ki... Kirishima-san...? —La lúgubre expresión sugería que habían metido la pata otra vez, y el pecho de Yokozawa se encogió ante la posibilidad de lo que le esperaba—. ¿Hubo otro problema con...? —comenzó a decir, pero sus palabras fueron detenidas súbitamente con un beso mientras sus labios eran devorados con ansias sin contar siquiera con la misericordia de que le concedieran un una bocanada de aire.
La mente de Yokozawa se puso en blanco ante la inesperada acción, y cuando finalmente recobró su sentido luego de unos cuantos golpes, encontró sus caderas atrapadas en un fuerte lazo.
—Nn... ¡hnm! —Yokozawa golpeó sus puños contra la espalda de Kirishima en señal de protesta, pero en respuesta, su beso solo se profundizó. Una lengua se deslizó entre sus labios para recorrer su boca y los sonidos crepitantes de su beso y su trabajosa respiración rápidamente encendió una llama en su interior sin importar si lo deseara o no—. Hnn... nn...
Con férrea determinación, acalló la parte de él que desesperadamente quería ceder ante el momento con lo último que le quedaba de buen juicio. Esa era una sala de reuniones en la oficina. Con la puerta cerrada como estaba, casi nadie podría entrar, pero aún cabía alguna posibilidad. Más aún, estaba el hecho de que ellos se encontraban en horas laborales y resultaba imperdonable que los empleados se encontraran envueltos en esta clase de actos en horarios de oficina.
Sin embargo, aunque a Yokozawa le hubiera gustado sermonear al respecto a Kirishima, los labios que necesitaba usar para hacerlo estaban comprometidos de momento. Sin embargo, justo cuando consideraba morder la lengua del sujeto para hacer que lo dejara, Kirishima finalmente lo liberó del beso, tal vez sintiendo que se encontraba en alguna clase de peligro mortal.
—¡Tú...!
—No tienes la más puta idea de lo feliz que estoy de verte. Me estaba volviendo loco; estaba tan condenadamente cachondo —intervino Kirishima con palabras que carecían de la más mínima delicadeza deteniendo a Yokozawa en su jadeante intento de comérselo vivo.
—¿... Ah?
—Nunca pensé que me quedaría con las ganas por tres semanas enteras. Ha sido una tortura.
—¿Qué dia...? No estarás tratando de decirme que fue para ésto que me arrastraste hasta aquí, ¿no?
—Sí, ¿por qué?
—¿Dónde diablos te crees que estamos?
—En una sala de reuniones del trabajo. Y me aseguré de elegir una con paredes gruesas, así que no te preocupes.
—¡Entonces pon en práctica un poco autocontrol ya que parece que entiendes dónde estamos! —Tal vez se le habían zafado algunos tornillos a la cabeza del sujeto en vista de la destrucción que venía de la mano del fin del ciclo.
—No puede ser. Si no obtengo un pequeño incentivo en este preciso momento, no hay forma de que sobreviva esta noche. —Kirishima deslizó un dedo por el nudo que mantenía la corbata de Yokozawa en su lugar, jalándola insistentemente. Antes de que Yokozawa siquiera se diera cuenta, el tipo ya había conseguido desabrochar dos de los botones de su camisa y posaba sus dientes sobre el fragmento de cuello desnudo.
—Ngh... no... muerdas allí, ¡maldición!
—Está bien; nadie lo notará, siempre y cuando te ajustes bien la corbata.
—Ese no es el problema... —Yokozawa se disparó hacia atrás en retirada. Sus piernas eventualmente chocaron contra el borde de un escritorio y, sin lugar adonde huir, comenzó a apoyar su peso sobre el escritorio.
Kirishima no detuvo sus acosadoras manos ni una vez mientras discutía con Yokozawa, quien aún no podía adivinar cuan serio estaba siendo el sujeto o no, y continuó mordisqueando la nuca de Yokozawa. La sensación que producían los dedos de Kirishima al deslizarse a lo largo de su espina dorsal se escurría a través de las diferentes capas de su traje. Las manos pronto se zambulleron en sus caderas, deslizándose por debajo de la delgada chaqueta que estaba usando, rozando los músculos de su espalda baja.
—Deja... ya... ngh...
Usando la rodilla para forzar la apertura de las piernas de Yokozawa, Kirishima dirigió sus atenciones a su entrepierna, usando la mano libre para pellizcar una tetilla, retorciéndola con ropa y todo. Las cejas de Yokozawa se fruncieron ante el débil dolor. Ahora su respiración se estaba volviendo trabajosa y los pensamientos consientes estaban comenzando a desvanecerse. Trató de desviar su atención de las acciones llevadas a cabo sobre su cuerpo, pero le resultaba inútil.
—¡Te dije... que... ngh, basta! —Recurriendo a sus últimas fuerzas, empujó a Kirishima con toda la fuerza que pudo reunir; si esto continuaba por tan solo un momento más, no habría vuelta atrás. Ya podía sentir un zumbante palpitar en lo más recóndito de su ser, y su entrepierna estaba suplicando más atención—. Solo... para que quede claro, preguntaré una vez más: te das cuenta de que ahora estamos en el trabajo y en horario laboral, ¿cierto? —Se aseguró de expresar su pregunta con claridad, como si estuviera regañando a un niño, pero Kirishima solo respondió poniendo los ojos en blanco con un suspiro forzado.
—Dios, realmente eres demasiado acartonado a veces.
—¡No, es solo que tu cabeza es blandengue! —espetó corrigiendo a un obviamente molesto Kirishima. Necesitaba que el sujeto comprendiera quién era el que se estaba comportando de forma ridícula allí.
—No tuve tiempo de almorzar hoy así que, ¿qué problema hay si me tomo un descanso por un momento?
—¿No has comido nada en todo el día?
—Bueno... una de las chicas del departamento de al lado me dio un chocolate.
—Tú necesitas algo más nutritivo que... —Claro que podría funcionar como aporte de energía de emergencia en un apuro, pero no había modo de que un hombre adulto pudiera pasar el día entero con solo un pequeño chocolate como almuerzo. Aun así, y sin importar lo ocupado que estuviera, no era excusa para un comportamiento tan inapropiado en la oficina.
—Bueeeno, si alguna amante esposa me preparara un bentou de vez en cuando, tal vez podría comer almuerzos deliciosos y nutritivos... —Kirishima remató este deseo con una inocente mirada alrededor de la sala vacía.
—... Oye, ¿estás tratando de decirme que yo te prepare un almuerzo?
—¡Ooh, te diste cuenta! ¡Sabía que lo captarías!
—Nunca dije que haría una mierda —advirtió a Kirishima, quien se quedara allí asintiendo para sí mismo con satisfacción; no podía soportar que un comentario casual se confundiera con una oferta de este modo—. Y de todos modos, ¿por qué debería de hacerlo? Yo tengo que levantarme antes que tú, ¿estás tratando de decirme que quieres que me levante incluso más temprano ahora?
De cara a la irritación de Yokozawa, Kirishima contestó tétricamente: —Entonces, ¿por qué no nos levantamos juntos? Yo estoy totalmente listo para ayudar si tú me indicas cómo. Ah, espera, levantarme temprano mañana podría ser un tanto difícil...
Yokozawa suspiró para sí mismo mientras Kirishima permanecía allí haciendo planes por su cuenta y señaló algo que obviamente se le había escapado al hombre: —Ni siquiera leíste bien el mensaje de texto que te envié esta mañana, ¿no? No puedo ir a tu casa esta noche. En el mensaje te dije que esta noche tengo una cena de negocios.
—Entonces, ¿qué es más importante para ti? ¿El trabajo... o yo?
La irritación de Yokozawa se avivó ante la divertida respuesta infantil; de momento no podía soportar estas bromas sugerentes.
—¿En serio quieres sacar a relucir ésto ahora? ¿Cuando tú probablemente te quedes varado aquí hasta mañana terminando tu ciclo?
—El trabajo y la familia, y mi amante, son todos importantes para mí; además, el tiempo extra será más fácil de sobrellevar si sé que tú estarás esperándome en casa.
—Sí, claro. —No tenía sentido que intentara seguirle el paso a este sujeto. Aunque Yokozawa le echara una fría mirada, parecía no surtir ningún efecto en Kirishima, quien inmediatamente cambió de táctica y probó con una estrategia diferente, iluminándose su rostro.
—Ah, ¿entonces qué tal mañana? Estarás allí de seguro mañana, ¿cierto?
—¿Mañana?
—¿Quién es el olvidadizo ahora? A partir de mañana, Hiyo estará fuera en su pequeña aventura escolar de campamento.
—Oh, sí... —En este punto lo recordó; al día siguiente Hiyori estaría fuera por tres días y dos noches por un viaje escolar de campamento. Ella se había recuperado completamente de su resfriado de hacía dos semanas atrás. Yokozawa recordó que ella le había enviado un mensaje de texto al respecto esa mañana. Él se dejó llevar y preparó una porción enorme del budín que ella había pedido entonces, pero ella se había comido casi todo sola. Cuando terminó, se preguntó preocupada: "Me pregunto si me pondré gorda...", pero dada su complexión, probablemente podría permitirse poner unos kilos más sobre sus huesos. Además, Yokozawa siempre pensó que las niñas se veían más monas si lucían un poco más rellenitas.
—Será la primera vez que tenemos un momento a solas en un tiempo...
—¿... Y qué?
—Así que podremos ser tan apasionados como queramos.
—¡Idiota! —Este no era un lenguaje adecuado en un hombre de su edad.
—¿Qué? ¿No quieres mostrarte apasionado conmigo?
—¿En serio me estás preguntando eso con una cara tan seria?
¿Solo estaba imaginando el dolor de cabeza que sentía aumentar a raíz de esta conversación? Sus reflejos simplemente no daban abasto cuando se enfrentaba a ese sujeto con todo lo que tenía. Realmente tenía que estarle sucediendo algo a Kirishima ese día. Quizás eso hablaba de la mucha presión bajo la que se encontraba en el trabajo ahora.
—Oye, para mí es muy importante establecer esta clase de cosas. Después de todo, no quisiera hacer algo que tú objetaras.
—Sí, claro. Lo dice el hombre que se regodea molestándome a más no poder.
—Es tu culpa por lucir tan condenadamente lindo cuando estás molesto.
—¡No trates de echarme la culpa a mí!
—Ooh, me encanta cuando pones esa cara.
—¡...! —El rostro de Yokozawa explotó en rubor ante el susurro de éstas palabras junto a su oído. Por mucho que lo intentara, siempre estaba condenado al fracaso en situaciones como éstas. Haría lo mejor que pudiera para sortear con viveza las bromas infantiles de Kirishima, pero siempre se encontraba finalmente abatido por la madura genialidad del hombre.
—Me estaba volviendo loco de la soledad esta semana sin ti...
—...
—Tú también, ¿no, Takafumi?
A veces, el silencio otorga... y justo cuando Yokozawa se preparaba, alistándose para aceptar a Kirishima esta vez, al acercarse su rostro otra vez..., el sonido de un teléfono celular llamando colmó el aire.
—Maldición, supongo que se acabó el tiempo. ¿Sí? Habla Kirishima. —Sin esfuerzo alguno, Kirishima recobró su actitud laboral. Por el teléfono, Yokozawa pudo escuchar una voz conocida chillando frenéticamente "Kirishima-san, ¡¿adónde se FUE?!". Por el patrón que exhibía su forma de hablar, probablemente se trataba de Katou—. Estaba a punto de regresar. Dame un minuto más, rayos. —Su aire lo hacía parecer un vendedor de soba cascarrabias dando excusas por su lento servicio y cuando Yokozawa le dijo en silencio "Mentiroso", Kirishima estiró su brazo y le pellizcó la mejilla como ordenándole que se callara.
—¡Deja de hacer eso! —musitó enojado Yokozawa para no ser oído por el teléfono, golpeando la mano de Kirishima al continuar éste con sus infantiles bromas. Pero Kirishima continuó hincando y pellizcando dondequiera que pudiera alcanzar con sus manos muy a pesar de la clara indignación de Yokozawa, y todo esto mientras proseguía con su conversación telefónica. A pesar de que apartaran continuamente su mano, Kirishima nunca abandonó sus esfuerzos, obviamente disfrutando de las reacciones de Yokozawa.
—Ah, bueno. Entonces, te lo dejo a ti. Sí, eso está bien. Confío en tu juicio. De acuerdo. Allí estaré enseguida.
—¡...! —Yokozawa se encontraba casi al límite y apretó su puño con fuerza alrededor de la muñeca de Kirishima cuando el hombre se estiró hacia adelante para obtener un último pellizcón en la mejilla. Apretó con todas sus fuerzas. Aunque el rostro de Kirishima mostraba dolor a las claras, aún parecía estar disfrutando.
—Eso. Comienza con eso por ahora. —Kirishima cortó la llamada y lanzó una mirada lasciva a Yokozawa, quien todavía apretaba con fuerza la muñeca de Kirishima. Yokozawa se estaba quedando sin forma de reaccionar ya que el sujeto parecía disfrutar con cualquier cosa que le saliera—. Vamos, que esto no fue nada como para que te pongas tan molesto.
—No estoy molesto; estoy consternado. ¡Ahora guarda el teléfono y lleva tu trasero de regreso al piso de edición!
—Rayos, no eres nada divertido. Trata de ponerte en mis zapatos y piensa cuán duro es para mí dejarte ahora.
—NO ME TOQUES EL TRASERO. —Yokozawa no quería lidiar con esta clase de cosas en casa, pero ciertamente no quería ser objeto de tal acoso sexual en la oficina tampoco.
—De acuerdo, tú ganas. Tendremos que dejar el resto para mañana. Pero, necesitarás encargarte de ti solo por ahora. Esto es duro para mí también.
—¡No te hagas la víctima!
—Ja, ja, ja. De acuerdo, de acuerdo. Me voy entonces. Oh, y no te preocupes. No espiaré en los baños de este piso, así que no te preocupes y úsalos si lo necesitas.
—... Lo que sea, solo... ¡vete ya! —No habría forma de recuperarse si se topaba con alguien en su actual estado; tendría que dejar que pasara y esperar que se enfriara pronto. Pero mientras tomaba una bocanada de aire súbitamente recordó algo—. ¡... Ah!
Había olvidado por completo agradecer a Kirishima por su ayuda con los materiales de la campaña y no consiguió su acuerdo respecto a la nueva publicidad.
Al recordar cómo se dejó llevar por el momento, no podía dejar recaer toda la culpa en Kirishima. Pero cuando pensó que tendría que arrastrarse nuevamente al piso de edición... se sintió bastante deprimido.
Continuará...
—¿No has comido nada en todo el día?
—Bueno... una de las chicas del departamento de al lado me dio un chocolate.
—Tú necesitas algo más nutritivo que... —Claro que podría funcionar como aporte de energía de emergencia en un apuro, pero no había modo de que un hombre adulto pudiera pasar el día entero con solo un pequeño chocolate como almuerzo. Aun así, y sin importar lo ocupado que estuviera, no era excusa para un comportamiento tan inapropiado en la oficina.
—Bueeeno, si alguna amante esposa me preparara un bentou de vez en cuando, tal vez podría comer almuerzos deliciosos y nutritivos... —Kirishima remató este deseo con una inocente mirada alrededor de la sala vacía.
—... Oye, ¿estás tratando de decirme que yo te prepare un almuerzo?
—¡Ooh, te diste cuenta! ¡Sabía que lo captarías!
—Nunca dije que haría una mierda —advirtió a Kirishima, quien se quedara allí asintiendo para sí mismo con satisfacción; no podía soportar que un comentario casual se confundiera con una oferta de este modo—. Y de todos modos, ¿por qué debería de hacerlo? Yo tengo que levantarme antes que tú, ¿estás tratando de decirme que quieres que me levante incluso más temprano ahora?
De cara a la irritación de Yokozawa, Kirishima contestó tétricamente: —Entonces, ¿por qué no nos levantamos juntos? Yo estoy totalmente listo para ayudar si tú me indicas cómo. Ah, espera, levantarme temprano mañana podría ser un tanto difícil...
Yokozawa suspiró para sí mismo mientras Kirishima permanecía allí haciendo planes por su cuenta y señaló algo que obviamente se le había escapado al hombre: —Ni siquiera leíste bien el mensaje de texto que te envié esta mañana, ¿no? No puedo ir a tu casa esta noche. En el mensaje te dije que esta noche tengo una cena de negocios.
—Entonces, ¿qué es más importante para ti? ¿El trabajo... o yo?
La irritación de Yokozawa se avivó ante la divertida respuesta infantil; de momento no podía soportar estas bromas sugerentes.
—¿En serio quieres sacar a relucir ésto ahora? ¿Cuando tú probablemente te quedes varado aquí hasta mañana terminando tu ciclo?
—El trabajo y la familia, y mi amante, son todos importantes para mí; además, el tiempo extra será más fácil de sobrellevar si sé que tú estarás esperándome en casa.
—Sí, claro. —No tenía sentido que intentara seguirle el paso a este sujeto. Aunque Yokozawa le echara una fría mirada, parecía no surtir ningún efecto en Kirishima, quien inmediatamente cambió de táctica y probó con una estrategia diferente, iluminándose su rostro.
—Ah, ¿entonces qué tal mañana? Estarás allí de seguro mañana, ¿cierto?
—¿Mañana?
—¿Quién es el olvidadizo ahora? A partir de mañana, Hiyo estará fuera en su pequeña aventura escolar de campamento.
—Oh, sí... —En este punto lo recordó; al día siguiente Hiyori estaría fuera por tres días y dos noches por un viaje escolar de campamento. Ella se había recuperado completamente de su resfriado de hacía dos semanas atrás. Yokozawa recordó que ella le había enviado un mensaje de texto al respecto esa mañana. Él se dejó llevar y preparó una porción enorme del budín que ella había pedido entonces, pero ella se había comido casi todo sola. Cuando terminó, se preguntó preocupada: "Me pregunto si me pondré gorda...", pero dada su complexión, probablemente podría permitirse poner unos kilos más sobre sus huesos. Además, Yokozawa siempre pensó que las niñas se veían más monas si lucían un poco más rellenitas.
—Será la primera vez que tenemos un momento a solas en un tiempo...
—¿... Y qué?
—Así que podremos ser tan apasionados como queramos.
—¡Idiota! —Este no era un lenguaje adecuado en un hombre de su edad.
—¿Qué? ¿No quieres mostrarte apasionado conmigo?
—¿En serio me estás preguntando eso con una cara tan seria?
¿Solo estaba imaginando el dolor de cabeza que sentía aumentar a raíz de esta conversación? Sus reflejos simplemente no daban abasto cuando se enfrentaba a ese sujeto con todo lo que tenía. Realmente tenía que estarle sucediendo algo a Kirishima ese día. Quizás eso hablaba de la mucha presión bajo la que se encontraba en el trabajo ahora.
—Oye, para mí es muy importante establecer esta clase de cosas. Después de todo, no quisiera hacer algo que tú objetaras.
—Sí, claro. Lo dice el hombre que se regodea molestándome a más no poder.
—Es tu culpa por lucir tan condenadamente lindo cuando estás molesto.
—¡No trates de echarme la culpa a mí!
—Ooh, me encanta cuando pones esa cara.
—¡...! —El rostro de Yokozawa explotó en rubor ante el susurro de éstas palabras junto a su oído. Por mucho que lo intentara, siempre estaba condenado al fracaso en situaciones como éstas. Haría lo mejor que pudiera para sortear con viveza las bromas infantiles de Kirishima, pero siempre se encontraba finalmente abatido por la madura genialidad del hombre.
—Me estaba volviendo loco de la soledad esta semana sin ti...
—...
—Tú también, ¿no, Takafumi?
A veces, el silencio otorga... y justo cuando Yokozawa se preparaba, alistándose para aceptar a Kirishima esta vez, al acercarse su rostro otra vez..., el sonido de un teléfono celular llamando colmó el aire.
—Maldición, supongo que se acabó el tiempo. ¿Sí? Habla Kirishima. —Sin esfuerzo alguno, Kirishima recobró su actitud laboral. Por el teléfono, Yokozawa pudo escuchar una voz conocida chillando frenéticamente "Kirishima-san, ¡¿adónde se FUE?!". Por el patrón que exhibía su forma de hablar, probablemente se trataba de Katou—. Estaba a punto de regresar. Dame un minuto más, rayos. —Su aire lo hacía parecer un vendedor de soba cascarrabias dando excusas por su lento servicio y cuando Yokozawa le dijo en silencio "Mentiroso", Kirishima estiró su brazo y le pellizcó la mejilla como ordenándole que se callara.
—¡Deja de hacer eso! —musitó enojado Yokozawa para no ser oído por el teléfono, golpeando la mano de Kirishima al continuar éste con sus infantiles bromas. Pero Kirishima continuó hincando y pellizcando dondequiera que pudiera alcanzar con sus manos muy a pesar de la clara indignación de Yokozawa, y todo esto mientras proseguía con su conversación telefónica. A pesar de que apartaran continuamente su mano, Kirishima nunca abandonó sus esfuerzos, obviamente disfrutando de las reacciones de Yokozawa.
—Ah, bueno. Entonces, te lo dejo a ti. Sí, eso está bien. Confío en tu juicio. De acuerdo. Allí estaré enseguida.
—¡...! —Yokozawa se encontraba casi al límite y apretó su puño con fuerza alrededor de la muñeca de Kirishima cuando el hombre se estiró hacia adelante para obtener un último pellizcón en la mejilla. Apretó con todas sus fuerzas. Aunque el rostro de Kirishima mostraba dolor a las claras, aún parecía estar disfrutando.
—Eso. Comienza con eso por ahora. —Kirishima cortó la llamada y lanzó una mirada lasciva a Yokozawa, quien todavía apretaba con fuerza la muñeca de Kirishima. Yokozawa se estaba quedando sin forma de reaccionar ya que el sujeto parecía disfrutar con cualquier cosa que le saliera—. Vamos, que esto no fue nada como para que te pongas tan molesto.
—No estoy molesto; estoy consternado. ¡Ahora guarda el teléfono y lleva tu trasero de regreso al piso de edición!
—Rayos, no eres nada divertido. Trata de ponerte en mis zapatos y piensa cuán duro es para mí dejarte ahora.
—NO ME TOQUES EL TRASERO. —Yokozawa no quería lidiar con esta clase de cosas en casa, pero ciertamente no quería ser objeto de tal acoso sexual en la oficina tampoco.
—De acuerdo, tú ganas. Tendremos que dejar el resto para mañana. Pero, necesitarás encargarte de ti solo por ahora. Esto es duro para mí también.
—¡No te hagas la víctima!
—Ja, ja, ja. De acuerdo, de acuerdo. Me voy entonces. Oh, y no te preocupes. No espiaré en los baños de este piso, así que no te preocupes y úsalos si lo necesitas.
—... Lo que sea, solo... ¡vete ya! —No habría forma de recuperarse si se topaba con alguien en su actual estado; tendría que dejar que pasara y esperar que se enfriara pronto. Pero mientras tomaba una bocanada de aire súbitamente recordó algo—. ¡... Ah!
Había olvidado por completo agradecer a Kirishima por su ayuda con los materiales de la campaña y no consiguió su acuerdo respecto a la nueva publicidad.
Al recordar cómo se dejó llevar por el momento, no podía dejar recaer toda la culpa en Kirishima. Pero cuando pensó que tendría que arrastrarse nuevamente al piso de edición... se sintió bastante deprimido.
Continuará...
por fa hay manera de leer este capitulo bien esta bastante cortado
ResponderEliminarera que se dieran contra el escritorio!
ResponderEliminarpodrian porfavor arreglar las imagenes u.u
ResponderEliminarLo mejor de lo mejor , gracias:,)).
ResponderEliminarHe vuelto, 3 años después, que felicidad 😍
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