viernes, 5 de septiembre de 2014

Yokozawa Takafumi no baai. Vol.5 Capítulo 9 parte 1

Publicado por Unknown en 15:35
Tipo de texto: Retraducción de novela
Clasificación: +18
Título: Yokozawa Takafumi no baai Volumen 5
Serie: Sekai-ichi Hatsukoi
Autor: Fujisaki Miyako
Ilustraciones: Nakamura Shungiku
Retraducción: Haruna





Capítulo 9





El café-bar del hotel donde había quedado estaba envuelto en un ambiente relajante, y dado que los sofás que estaban al lado de la pared acristalada estaban ocupados, Yokozawa Takafumi optó por sentarse al lado opuesto.

Tras echar un vistazo a su reloj, se dio cuenta de que todavía tenía media hora antes de la hora acordada. Sus planes del día habían incluido tanto hacer unas horas extras, como recoger a Kirishima y a Hiyori, quienes en ese momento se encontraban en la boda de un familiar. A cambio de haber tomado prestado el coche de Kirishima para ir a la oficina, tenía el encargo de ir a buscar a los Kirihima al hotel donde se había celebrado la boda.

-¿Puedo ofrecerle algo?

-Un café por favor.

-En seguida, señor.

Tras haber hecho su pedido, sacó su agenda. La razón por la que había tenido que ir a la oficina en un día libre, era porque las preparaciones para el próximo evento ferial de invierno estaban a punto de cerrarse.

Justo ahora él formaba parte del Departamento de Ventas de Marukawa Shoten, y debido a que se había esforzado hasta el agotamiento en ascender desde el primer momento en que había entrado a la compañía, se había ganado el apodo de “El Oso Salvaje” en la oficina.

Él había marchado al ritmo de su propio tambor, había adoptado su propio método de trabajo, y en los últimos años, había empezado proyectos en los que había tenido que asumir personalmente la responsabilidad. Quizá era por ello que le habían escogido como coordinador de las diferentes divisiones de la compañía en este evento ferial de invierno.

Gracias a ese ascenso, había pasado esos últimos días tan ocupado que sentía que su cabeza podría explotar. Aunque la feria de invierno no era realmente un nuevo evento (ya que se hacía anualmente), la versión de este año sería algo diferente de las demás.

Normalmente, cada división tenía el encargo de organizar su propia parte del evento por su cuenta, pero los de arriba habían decidido que esas barreras debían ser destruidas. Así que ese año, Marukawa Shoten estaba dándolo todo en ese gran festival. A pesar del hecho de que cada uno de los géneros envolvía distintos medios de comunicación y contenido, todos estaban uniéndose para aparecer en el mismo evento.

El plan básico, como punto de partida para el proyecto, era introducir a los lectores a nuevos géneros que quizá no habían leído antes. Yokozawa estaba de acuerdo en que era una buena idea, y podía entender la meta final. Si conseguían sacar aquello adelante, todo el mundo podría darse cuenta de que aquello sería un magnífico y emocionante “festival”.

Pero el hecho de querer hacer algo como aquello requeriría algo más de esfuerzo del normal. No era realmente fácil hacer cooperar a tantos autores, así que su primera tarea consistía en hablar con las diferentes subdivisiones de ventas y después convencer a los editores que manejaban esos departamentos para que echaran una mano. Llegado el momento, el negociar con la gente involucrada sería más difícil que la parte del trabajo real.

Marukawa Shoten estaba plagado de editores que tenían más bien… unas personalidades extravagantes, por lo que estaba seguro de que si hacía propuestas mediocres sería totalmente rechazado. Solo el hecho de pensar en esa posibilidad le dejaba un gran peso en el estómago.

Pero gracias a Kirishima, ya se las había arreglado para asegurar la cooperación del departamento de manga shounen, con Japun al frente de todo. Habían aceptado preparar ilustraciones originales como premios especiales para el festival así como también libros firmados. Si las cosas seguían yendo así de bien, serían capaces de conseguir una sesión de autógrafos con alguno de los autores también. Yokozawa era incapaz de expresar lo agradecido que estaba con los esfuerzos de Kirishima por todo aquello.

Aunque, para ser justos, no había forzado a Kirishima a aceptar ningún plan mediocre. Había revisado la propuesta una y otra vez, recibiendo consejo y críticas, hasta perfeccionarlo completamente. Para poder aumentar las ventas, era lógico el incrementar el número de lectores, y era parte del trabajo del Departamento de Ventas el hacer su mayor esfuerzo para conseguir que tanta gente como pudieran tomara un libro.

Un informe de ventas podía parecer nada más que un montón de números a simple vista, pero cuando uno recordaba que aquellos números representaban gente, realmente conseguía conmoverte. Cuanto más duro el trabajo, mayor era la sensación de gratificación cuando todo acababa. Incluso aun cuando el Departamento de Ventas nunca recibía ningún tipo de contacto de los lectores sobre cuanto les había gustado algún trabajo en particular, el simple hecho de echar una mirada por alguna tienda de libros, o escuchar el informe de algún empleado, le hacía sentirse realmente feliz, reafirmando el sentimiento de que su trabajo había valido la pena al final.

Justo siguiendo los pasos de la división de manga shounen, estaba la revista shoujo manga de Emerald, quienes habían aceptado la mayoría de sus peticiones dos días antes. Las discusiones con las divisiones BL, novela ligera, y anime también estaban bien encaminadas. Yokozawa no veía que pudiera surgir ningún problema, y estaba esperando que colaboraran tal y como se les había pedido.

El único departamento que le estaba causando problemas era el de literatura. Estaba esforzándose por conseguir su ayuda a través de discusiones con los encargados de ventas, pero todavía no había logrado obtener una respuesta positiva en el asunto. Dado que la división de literatura nunca había trabajado con los departamentos de manga o novela anteriormente, no se veían realmente emocionados con la idea de formar parte del festival.

Sin la posibilidad de usar algún precedente como forma de imaginar lo que podría pasar, Yokozawa podía entender su indecisión, que era precisamente por lo que estaba pensando en cómo hacer que aceptaran colaborar.

-Aquí tiene, señor.

Fue sacado de sus ensoñaciones por una taza de café justo delante de él, la cual desprendía un encantador aroma a recién hecho. Además traía incluida una galleta en forma de trébol. Añadió una gran cantidad de leche de la jarra como consideración a su pobre estómago. Había estado bajo algo menos de estrés comparado con antes, lo que le había ayudado a parar la tendencia que tenía a que le doliera el estómago. Pero podía sentir cómo en cualquier momento volvería a llegar un nuevo dolor.

Probablemente solo había dejado de estresarse tanto. Cuando sentía que le llegaba un dolor de cabeza, Kirishima normalmente estaba ahí para hablar las cosas y para ayudarlo a encontrar una solución a su problema. Y si sentía que empezaba a irritarse o a frustrarse, el mero hecho ver a Hiyori jugando con Sorata le dejaba totalmente relajado.

Esos pensamientos le hacían preguntarse si Hiyori habría podido arreglárselas para llevar a cabo la tarea que se le había encargado ese día; ella había sido elegida para llevar los anillos a los novios. Por lo visto le habían comprado un vestido nuevo para la ceremonia, por lo que se había sentido en el séptimo cielo durante días por la emoción.

-¿…?

El alboroto de la sala parecía haberse incrementado, y cuando echó una mirada para ver qué sucedía, se dio cuenta de que una fila de personas salía de la iglesia hacia el jardín central. Parecía que la ceremonia ya había finalizado. La novia, llevando un vestido blanco puro y acompañada por su novio que vestía un elegante esmoquin, tenía una expresión de alegría absoluta en el rostro.

Se preguntó si Hiyori algún día también dejaría el nido de la misma forma. Probablemente sería la novia más hermosa… ¿pero estaría Yokozawa allí para ser testigo de ello?

Era difícil imaginarse donde estaría dentro de diez años. Por lo menos, le gustaría seguir trabajando como un esclavo en el trabajo, y aunque le encantaría poder mantenerse en el Departamento de Ventas, no podía predecir lo que haría Recursos Humanos con él en el futuro.

Y más turbia aún… era su vida privada, en gran parte porque él ya estaba llevando una vida que nunca habría imaginado posible un año atrás.

Kirishima podría haber sido una de esas personas a las que les daba un saludo si se las encontraba en el atrio y nada más. Pero ahora, el hecho de estar en una relación con él, el ser invitado la mayoría de los fines de semana a la casa de los Kirishima, haciéndose cada vez más cercano a su hija e incluso que ellos fueran los que cuidaran de su gato…. Era algo que nunca habría podido creer posible que sucediera, lo que lo hacía todo aún más extraño.

Pero saber que esa felicidad era ya algo normal le dejaba cierta preocupación. ¿Cuánto tiempo más podría durar aquello? ¿Cuánto tiempo más podría vivir así? Cuanto menos quisiera perder todo aquello, más le presionaban todas esas preocupaciones.

Cuanto más luminosa es la luz del sol que cae sobre él… más oscuras se vuelven las sombras.
Perdido en sus pensamientos, no se había dado cuenta de que un coctel había sido puesto delante de él silenciosamente. Era un vaso largo lleno de un líquido azul en degradado con pequeñas burbujas.

-…Umm, no he pedido esto…- No recordaba haber pedido aquella bebida. La taza del café estaba casi vacía, pero dudaba que un coctel fuera algo que se ofreciera tras un café.

Supuso entonces que el camarero se habría equivocado dándole el pedido de otro cliente, pero el barman solo le devolvió una expresión confusa con una sonrisa para luego señalar hacía los sofás de al lado de la ventana.

-Es de parte de aquel cliente.

-¿Eh…?- Convencido de que algo así parecía sacado de alguna serie de televisión que nunca le pasaría a alguien como a él, giró su vista hacia la dirección que había señalado el barman. Y allí, sentados junto a la pared acristalada estaban Kirishima y Hiyori saludándolo.




-¿Pero qué…?- Por lo visto el coctel no había sido más que una broma de esos dos. A pesar de haber mantenido su atención en el atrio, no lo había visto entrar. Detuvo a un camarero para pedirle que se llevara el vaso, entonces guardó su agenda en su maletín y se dirigió hasta los Kirishima. -¿Qué demonios fue eso? ¡Si estabas aquí simplemente deberías haberlo dicho!

-Siempre había querido hacer eso. Te sorprendimos, ¿eh?- Su expresión parecía la de un niño emocionado por la broma que acababa de hacer. Aquel era Kirishima Zen, editor en jefe de la revista mensual Japun, padre soltero, y amante de Yokozawa.

Líder en crear éxitos y amado por sus subordinados, era un buen padre en su vida privada, y a pesar de haber perdido a su mujer por una enfermedad, se las había arreglado para criar a su hija realmente bien.

Naturalmente, su relación era un secreto no solo para Hiyori, sino también para sus amigos y compañeros de trabajo. Llevaban saliendo ya seis meses, y a veces parecía que habían pasado años, mientras que otras era como si esos seis meses hubieran pasado en un segundo.

En cierto momento Kirishima había tenido algo de información comprometida de Yokozawa, y al principio, Yokozawa lo había visto como nada más que un hombre molesto que se divertía haciéndole la vida imposible,  pero ahora, estaban compartiendo sus días como algo natural, algo que se daba por hecho.

Hábil en su trabajo y siendo duro consigo mismo y los demás, en casa no era más que un padre al que le gustaba gastar bromas de vez en cuando y algo inútil con las manos.

-Por el amor de Dios, ¿en qué estabas pensando al enviarme eso? No habría podido llevarlos a casa.
-Nah, no pasa nada. No tenía alcohol.

Él y Kirishima no habían sido exactamente cercanos anteriormente, pero el haber compartido una copa en una noche lluviosa había hecho que la distancia entre ellos empezara a acortarse. Tras aquella vez, Yokozawa había sido arrastrado a más salidas, hasta que una vez fue invitado a casa de Kirishima, donde había conocido a su hija, Hiyori.

Una niña inteligente y extrovertida que no se había asustado en absoluto ante el semblante algo intimidante de Yokozawa, sino que en cambio lo había encarado directamente. Su naturaleza honesta y directa era prueba del gran trabajo que había hecho Kirishima al criarla.

Pero Yokozawa había aprendido que Kirishima era un vago cuando estaba con su hija y un completo negado en la cocina. Y cosas como esta gran diferencia entre su habilidad en la oficina y la falta de ella en su casa, habían hecho que Yokozawa se interesara aún más por Kirishima al descubrir esta nueva faceta, hasta que, sin darse cuenta, había sido totalmente cautivado.

El simple hecho de estar con él había ayudado a Yokozawa a entender todos esos sentimientos que nunca había descubierto y que siempre estuvieron atrapados en él. Fue Kirishima… quien le había enseñado que el estar enamorado podía ser algo más que solo sufrir.

-¡Ooh, mira! Yo también tengo uno sin alcohol.- El cóctel que Hiyori estaba tomando era de un color rosa pálido flotando en la parte superior y adornado con una cereza. Obviamente estaba disfrutando la oportunidad de estar en ese ambiente adulto del que normalmente se veía excluida.

-Ah, eso me recuerda… ¿Cómo te fue entregando los anillos? ¿Sin problemas?

-¡Nop! ¡Estaba un poco nerviosa, pero me las arreglé para hacerlo! ¡La novia estaba taaan guapa!

-Sí, fue una ceremonia agradable. Creo que entendí lo que sentía el padre de la novia por un momento.

-¿Seguro que no fue algo de empatía?

-Qué va. Conseguí grabar a Hiyori con su hermoso vestido, así que te lo enseñaré después.- Sacó su móvil para mostrárselo.

-No te rías de mí si tengo una cara rara, ¿vale?

-Nunca lo haría, tu vestido es realmente bonito de todas formas. Te queda muy bien.

-¿¿En serio?? ¡Gracias!

Parecía como si hubiera sido elegido para que hiciera juego con el de la novia. El vestido de Hiyori era completamente blanco con brillos y un lazo azul claro alrededor de la cintura, bastante impactante, con mangas abullonadas y con la falda hasta la rodilla. El dobladillo y los puños estaban decorados con un delicado estampado de flores de encaje. Tenía la apariencia de una princesa de cuento.

Un estilista profesional había arreglado su pelo y se había encargado del maquillaje. Su pelo había sido recogido en dos pequeños moños decorados con flores falsas, y una ligera capa de maquillaje cubría su rostro. Todo esto hacía que pareciera un poco más mayor de lo que realmente era.
Aunque solo habían pasado seis meses desde que la conociera, el crecimiento de un niño en ese tiempo era notable. Las niñas de la edad de Hiyori tendían a ser más maduras de lo que podían parecer. Yokozawa trató de recordar cómo se había comportado él cuando estaba en quinto grado, estaba seguro de que no había sido tan adulto como Hiyori.

-¡El ramo también era muy bonito, y la tarta de boda era adorable! ¡Casi parecía un desperdicio cortarla! ¡Ooh, y ella se puso un kimono después además, y Dios, era realmente hermoso!

            Hiyori parecía incapaz de reprimir su entusiasmo por haber estado en su primer evento glamuroso. Las bodas probablemente reunían todas esas cosas sobre lo que las chicas soñaban.

            -Ha estado así todo el día.- Explicó Kirishima.- Oye, no quiero escucharte decir “Ooh, no puedo esperar por casarme~”, señorita.

            -No estoy segura sobre lo de casarme, pero realmente me gustaría llevar un kimono…

            -Sí, creo que la última vez que te pusiste uno fue en el festival Shichigosan, ¿no? ¿Por qué no llevas uno para Hatsumoude en Año Nuevo?

            -¿Puedo?

            -Claro. Y ya que estamos, Yokozawa y yo podríamos llevar uno también.

            -¿Qué?  Ustedes se pueden vestir como quieran, pero a mí no me metan.

            -Aww, ¡Pero te apuesto a que te verías realmente bien con una hakama, Oniichan!

            -Estoy de acuerdo.

            -Estaré bien solo tomando fotos.- Se esforzó por desviar la atención de él y cambiar de tema de conversación.- Ya está bien de hablar del kimono de todas formas, cuéntame más sobre la boda. ¿Pasó algo más?

            -Hmm… ¡oh, cierto! ¡Había un montóoooon de gente diciéndole a papá lo bien que se veía!- Hablaba como si aquel fuera el cotilleo más jugoso posible, obviamente emocionada por la oportunidad de alabar a su padre.

           Aun sin haberlo visto en persona, Yokozawa fácilmente podía imaginar a Kirishima recibiendo cumplidos. Con su fantástico porte, se veía realmente atractivo cuando se arreglaba, y hoy estaba vestido con un traje que combinaba con los mocasines de tela y cuero, llevaba un pañuelo colgado del bolsillo del chaleco y una corbata apretada en el cuello.

            Dado que casi nunca llevaba corbatas, Kirishima se veían algo incómodo y tendía a desviar la mirada cuando la aflojaba. Cada año en las fiestas de empresa atraía a una multitud a su alrededor sin falta, así que no le sorprendía escuchar que había destacado en el evento de hoy.

            -Vamos, Hiyo, no tienes por qué hablar de esas cosas.

            -¿Eh? ¿Por qué no? ¡Ooh, entiendo! Estas avergonzado, ¿no es así, papá?- Su expresión mostraba cierta incomodidad ante las palabras de su hija, y Yokozawa supuso que hasta Kirishima se podía sentir avergonzado al oír a su hija hablar sobre él de aquella manera. -¡Deberías haberlo visto! Todas las mujeres estaban agolpándose a su alrededor, ¡era un caos! ¡Estaba impresionada por lo popular que era! Pero se ve realmente bien con corbata, ¿no crees, Oniichan?

            -¿Eh? Oh, uh, sí.- Mantenía la mirada perdida cuando de repente se dio cuenta de que la conversación se había dirigido a él. Tenía la intención de asentir de forma casual, pero su voz se quebró y adquirió un tono de falsete.

            Fue pura suerte que Kirishima respondiera así: -Oye, ¿por qué has dudado?

            -No es… nada.- Lo último que quería era que se diera cuenta de que se había perdido un poco por estarlo mirando. Él probablemente ya lo sabía, pero al menos Yokozawa no tenía la intención de confirmárselo.

            -Oh, nada, ¿no?

            -…- En un intento por ocultar su incomodidad por tener a Kirishima mirándolo de reojo, tomó su copa intacta. No era tan dulce como se había temido, en cambio, el refrescante aroma a cítrico se colaba por su nariz.

            Pero aunque Hiyori había estado hablando alegremente sobre su experiencia hasta ese momento, su expresión se agrió un poco de repente, como si acabara de recordar algo desagradable. –Pero… realmente no me gustó cómo todas esas mujeres me preguntaban una y otra vez que si quería una nueva mamá

            Yokozawa se sobresaltó al escuchar sus palabras al tiempo que ella infló sus mejillas con irritación. -¿Eh?

            Por lo visto algunos familiares habían presionado a Kirishima para que volviera a casarse. Había pensado que era extraño que Kirishima no aprovechara esa oportunidad que Hiyori le había dado alabándole para presumir un poco como hacía normalmente, y ahora entendía por qué.

            Aun teniendo una hija, Kirishima era un buen partido. Tenía un buen trabajo como editor jefe de una de las revistas más importantes de una famosa editorial y además era atractivo. Su hija era afectiva, educada y brillante. No era extraño que sus familiares hubieran visto aquella boda como la oportunidad de presentarle a algunas personas.

            -Y… ¿cómo reaccionaste?- Preguntó de forma casual, intentando no revelar su inquietud.

            -Les dije que tenía a mi padre, así que no necesitaba a nadie más. Y la abuela y el abuelo son realmente agradables, ¡y también tengo a Sora-chan! ¿Y no sería raro pedirle a papá una nueva mamá solo porque quiera una?- Se giró hacia Yokozawa buscando su aprobación. Parecía como si la familia hubiera intentado usar a Hiyori como una forma de animar a Kirishima dado que el hombre no parecía tener ninguna intención de discutir el volver a casarse.

            -Y… ¿lo aceptaron?- Yokozawa tenía la sensación de que particularmente esos familiares pesados no se podrían dar por vencidos tan fácilmente.

            -Bueno, fueron un poco persistentes, pero les dije que tenía cosas más importantes de las que preocuparme ahora. Creo que lo entendieron, ¿no crees, Hiyo?

            -Sip.

            Tras intercambiar una sonrisa con Hiyori, Kirishima desvió sus ojos a Yokozawa, haciéndole sentir un estremecimiento por todo el cuerpo ante aquella sugerente mirada. Esas palabras justo ahora… no habían sido solo por Hiyori. Se había dirigido también a él, y al darse cuenta, Yokozawa empezó a sentir como un rubor subía a sus mejillas.

            Intentó ocultar su vergüenza bebiéndose el resto del cóctel de un trago. Una cosa era oír ese tipo de palabras en privado, cuando estaban solos, pero realmente deseaba que Kirishima dejara de causar esos problemas delante de Hiyori. A Yokozawa nunca se le había dado bien mantener una cara de póquer después de todo.

            -Bueno, Sorata está esperándonos, ¿así que no creen que deberíamos irnos?

            -Sí, vamos a casa. Hiyo parece algo cansada.

            -¡Oye, todavía estoy bien despierta!- No parecía que ella se diera cuenta, pero por su expresión parecía cuestión de minutos que se durmiera. Por lo que veían, su batería estaba a punto de agotarse.

            -Estás agotada. No quiero oírte lloriquear algo sobre subirte en brazos a casa si te quedas dormida en el camino, ¿entendido?

            -Dios, ¡no soy una cría!- Infló sus mejillas con irritación ante las burlas de Kirishima y los dos adultos sonrieron ante aquella expresión tan adorable.








            Continuará.…
           
            

3 comentarios:

  1. que lindo q continue esta novela..... porque me encanta!!!!!!!!! gracias...

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  2. me encanta muchísimo esta pareja muchas gracias!

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  3. Me encanto <3 pero algo me dice que se aproxima una Bitch para arruinar las cosas ¬-¬...... y eso solo significa una cosa, CELOS ssssiiiiiiiiii :3

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